PARADISÍACO LUGAR DE DESCANSO
El recorrido aparece a los ojos
del viajero, como aquel encanto que produce la armonía del espíritu y de la
razón, conjugados en un solo momento de feliz contemplación de Pacha Mama,
quizá algo ofendida, porque el hombre ha horadado su naturaleza, jamás
dispuesta al perdón de la violencia humana.
El Sol, inocente de su situación,
alumbra con esplendor el sendero, conducente al encuentro de tan hermoso valle,
rodeado de montañas y de mesetas, contenientes insospechados de multitud de
aves y de tantos otros seres, pródigos de respeto y de amor, los que cantan y
expresan al mundo su belleza, su riqueza, su positividad, todos dones, dignos
de la justa explotación, mas no de quienes la violentarían en sus recursos, expresos
en la variedad florida de sus campos, en la inmensidad de sus valores.
Durante el día, las aves de
corral, gallinas, patos, cumbos, recorren los potreros, junto al ganado vacuno
y equino, en procura de alimentos naturales, que la pródiga naturaleza pueda
brindarles.
En las noches, no muy cerca del
Guabo, se observan las luces de las viviendas campesinas, cuidadas por los
mejores amigos del hombre, los perros, que no cesan de ladrar, ante cualquier
movimiento ajeno a su propio territorio, debidamente demarcado por su instinto
natural.
Al amanecer, el canto de los
gallos, el canto de la variedad de avecillas, de múltiples colores, como
toches, currillos, pecho-amarillos, azulejos, posados sobre los gualandayes,
eucaliptos, sauces y en tantos otros arbustos,
anuncian, con alegría multicolor y sonora, la llegada de un nuevo día
para vivirlo con fortaleza y agradecimiento a Pacha Mama, surtidora de amor e
ilusiones, contenidas en su ser.
Volando las alturas, las viajantes
garzas, las presagiantes golondrinas, las bandadas de loros, de codornices,
adornan, aún más los espacios infinitos de nuestro hermoso planeta.
Allí, en el instante mismo de los
sueños e ilusiones, se iza con calor familiar, con dulzura y ternura, la
bandera de la vivienda del guabo, resultante
del amor, del sacrificio y del esfuerzo de quienes, cotidianamente construyen
la Patria que cobije sus retoños, su descendencia y la multitud de seres que
con fortuna la conozcan.
Hoy estamos aquí, en el hogar de
todos, que con infinitas ansias, nos ofrece
el descanso deseado. La familia unida, así lo anhela. Sus progenitores,
bien lo han entendido y acatando la protección de tan inmensa lectura del
mundo, de sus hijos, son fervientes receptores.
JUSAVÍ.
Chapacual, 21 de Abril del 2014.
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