LA PROCESIÓN DE LA OTRA VIDA
En
alguna ocasión tuve que pasar la Semana Santa o la Semana Mayor, como se la
llama , en la ciudad de Túquerres, pero por alguna razón, no recuerdo porqué,
pero quizás por urgencia grande, imagino que fue, tuve que ir a Ospina, el viernes en la noche.
En
ese entonces no existía aún la carretera y el camino era por la parte de abajo,
por el Chota, por un feo y enorme güilque que había. Cuando ya había pasado La
Chorrera, vi que, de la iglesia vieja, la que se derrumbó con el terremoto,
salían un montón de velas, pero hartas, formando dos hileras, una a la
izquierda y otra a la derecha y volteaban por la calle que va al río.
Entonces
se me ocurrió que debía ser LA PROCESIÓN DE LA OTRA VIDA y empecé a sentir
miedo y pensé en regresar, pero ya no podía. Además recordé que estaba bien
confesado y llevaba buenas reliquias. Traía ramitas de arrayán y de romero del
monte, con las que arreglaron la iglesia del Señor de los Milagros. Llevaba
conmigo, también el rosario y un anillo de acero.
La
procesión continuaba hacia el Chota y, quiéralo o no, tenía que encontrármela.
Llegué al río, pasé el puente y seguí cuesta arriba; bueno, calculando por
dónde tendría que toparme con la extraña procesión, saqué el rosario y como era
viernes, inicié a rezar los misterios dolorosos.
Sube
y sube y nada de encontrarla. A la mitad de la cuesta, sin ver ya las velas, en
medio, por dentro de las dos zanjas, que quedaban al lado y lado del camino,
sentía unos ruiditos sobre la hojarasca, como que pisaban, chas, chas, chas y
sonaba fuerte. También se sentía una olorosera a cebo. Y no vi más nada.
Y
algo más raro todavía, cuando ya terminaba de subir la cuesta, se me ocurrió
mirar atrás y, señor, otra vez las dos hileras de velas pasando la Chorrera.
Ahora la procesión avanzaba más rápida y estuve mirándola hasta que volteó por
esas lomas de Iguá más arriba.
JUSAVÍ.
Chachagüí,
10 de Mayo del 2014.
Informante:
Apolinar Ascuntar de Ospina.
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