T O D O P A S A


                               
                                   T O D O    P A S A



“Todo pasa patroncito”,- la frase corriente de nuestro Maestro de Obra, en la construcción, o mejor, en la reconstrucción de nuestra casa de habitación, que mucho trabajo habría de significarnos, pero que, con la participación de todos los miembros de una familia verdaderamente unida y sólida, tanto en lo físico como en lo anímico, aún continúa. Cuando las ideas surgen de un grupo constante y comprensivo, una labor jamás se termina. Es el mismo cosmos impreso en la voluntad de cada uno y de todos sus congéneres que siempre encontrará el amplio sendero de la renovación pro intereses comunitarios.

Evidentemente, da la impresión de que se acogiera en su integridad la teoría del sabio NASH, “La Teoría del Juego”, que ejempla con el equipo de fútbol en el que sus componentes, cada uno y todos, saben el papel que deben desempeñar en un partido. Obviamente su competencia los conducirá al triunfo porque su acción es de fuerza, igualdad, justicia, consecuentemente en el contexto de la unidad, y no de la individualidad que, independientemente, sí la tienen, no así el individualismo que los haría diferentes e incapaces de lograr los cometidos que se propongan.

No obstante, en un mundo en el que se da, tanto lo positivo como lo negativo, es casi imposible que no se pudieran dar acciones que, quizá en un desajuste temporal-moral, podríamos llamar una o varias desgracias. Pero, “todo pasa”. Es solamente necesario estar dispuestos a enfrentar con entereza y fortaleza las eventualidades negativas, llámense enfermedades, accidentes o debilidades de cualquiera de los gratificantes y amantes constituyentes de un gran hogar y sus afiliados.

Una hija, cuya naturaleza orgánica alguna deficiencia podría presentar, se enferma. Todos, en conjunto luchan por su salud y, poco a poco, empezamos a observar su recuperación. Aprovechando los medios al alcance, la meta, más temprano que nunca, habrá de lograrse.

La amada criada, más una hija que aquello, sufre un accidente que todos pensamos fuera de gravedad mortal y que, quizá con el desprendimiento de un riñón, por su caída desde una altura de más de dos metros, podría morir. No es así. La no presencia inmediata de sus protectores, estimula el pensamiento negativo que, con gran fortuna y con la ayuda de nuestra oración, el examen médico califica de no mucho peligro; ahora, también se recupera y está, felizmente a nuestro lado y atendida con amor.

Otra, en una mañana, después de comunicarse con su antecesor y manifestar que regresaría pronto, amén de llamada suspendida incoherentemente, desaparece y, obviamente, induce a creer que algo pudo pasar. En silencio, angustiosamente, sufrimos crueles pensamientos. “Todo pasa”, al medio día aparece sana y salva.

En la misma mañana, del mismo día, se acumulan las dolorosas y cruentas reflexiones de la imaginación. Susurrantes oraciones de la matrona madre; silencios gesticulantes del amoroso padre y demás expresiones sin comprensión de quienes vivieron el momento, se observaron. “Todo pasa”; el mundo continúa su marcha; los espacios del dolor han desaparecido; la calma vuelve a su ritmo y sólo los comentarios y este relato quedan.


JUSAVÍ.

Chachagüí, 22 de junio de 2013.