El AMOR SIEMPRE OCULTO: ELLA Y ÉL.
Quien
lea este relato deberá tener la certeza de conocer el concepto de Verdad
suficientemente o mejor no lo lea.
“¡Ah,
la felicidad no está en el conocimiento sino en la adquisición del conocimiento!” “La bienaventuranza eterna reside en conocer
más y más, pero conocer todo sería la maldición de un demonio” Edgar Allan Poe.
¿Será
el amor puro, sin sensualidad? o ¿voluntad, consentimiento? O simple y
llanamente la ¿atracción sexual? Definitivamente es en vano definir. Habría que
conocer quien lo hace acertadamente.
Ella,
desde los trece años o quizá antes, era regida, como toda mujer, es de pensar,
por su propia naturaleza. Él, también, a los diecisiete años, sintió el enorme
impulso de abordarla y expresarle sus sentimientos, de abrazarla y besarla
constantemente, quizá sólo con pasión, propia de la edad.
Nunca
fue tan difícil ni el encuentro ni la aceptación de un “yo te amo”. La edad y
la época contribuyeron a este resultado y así, casi cotidianamente, los besos
en tan delicada y hermosa boca, amén de toda su integridad, fueron la expresión
clara de una pasión, pero contenida por la formación moral y ética, de acciones
más evidentes.
No
obstante, frecuentes y tal vez inocentes rencillas, motivadas por el capricho,
por el temor, no es posible acertar por qué, esta relación continuó, mas no por
largo tiempo; la remembranza no determina con precisión el tiempo, pero todo,
todo, parecía hermoso y de nunca acabar.
Quince
hermosos años contaba Ella, pudieron ser menos, cuando sus constantes viajes a
su pueblo, dejaron de serlo y Él en pro de sus estudios, con la esperanza de
brindar lo mejor que pudiera a su amada y a su familia, aventuró por su país en
procura de mejores instancias de vida independiente. De cualquier lugar de su
nuevo mundo le escribió, sin jamás tener respuesta.
El
mundo que conoció era diferente, era preciso regresar para prepararse mejor en
niveles que acreditasen su ingreso a la Universidad. Su esperanza de encuentro
con el ser de sus sueños había cambiado notablemente. Conocidos de la tierra de
Ella, comentaban muchas cosas y la angustia, el dolor de no poder verla, des
construidas las esperanzas de un porvenir, del Deber Ser, eran cada vez más
fuertes.
Sin
contar con el permiso de sus padres, un buen día, resolvió viajar en su
camioneta M100 55, en ese mismo año, modelo de su carro, a la tierra de la niña
de sus sueños. Imposible verla, se escondió; las circunstancias eran distintas.
Sin
más, con el corazón adolorido, retornó a la Capital. Tuvo suerte. Después de
varios días de amargura, de experiencias inesperadas, consiguió trabajo y
accedió a la Universidad; brilló en ella, pero nunca terminó el programa
escogido que, de todos modos, facilitaba su trabajo. Fueron varios los cargos
que tuvo porque jamás fue constante en uno solo.
Su
empleo, el último de entonces, le permitió viajar a menudo, sin que jamás
dejase de escribir a su amada, pese a que, poco a poco, distraía su atención en
Ella. Su vida había cambiado y hasta consentido fue por muchas mujeres que sí,
aparentemente, entendían sus valores.
No
había sido el primer amor, sin embargo su espíritu estaba tocado y difícilmente
apartaría tan bella imagen de su imaginación; en todas las mujeres, las tuviera
o no, sólo la miraba a Ella, jamás podría olvidarla.
El
más cruel día de su existencia tenía que llegar. “Por favor señor, no me
escriba más, tengo novio y me voy a casar”
Sin
perder el dominio, acudieron a su mente muy trágicos deseos, hasta el de la
muerte de quien, sin quererlo, horadaba todo su ser. Escribió a su madre de Ella;
varias veces se dispuso a viajar, fundamentalmente a la ceremonia del
matrimonio, pero nunca conoció la fecha; quizá esto lo liberó de actitudes
criminales.
Da
la impresión de que el supuesto amor se convirtió en venganza. Su mente tramaba
constantemente cómo hacerlo, sin que faltase la lucha interna que parecía
impedirle su accionar.
Muchas
cosas sucedían, entonces, en la región de sus ensueños. A los bellos diecisiete
años Ella parecía, de todos modos buscar un matrimonio. Engañada, primero por
quien se pretendía Abogado, un simple chofer asalariado; luego por un loco
borrachín y degenerado, pariente de sus amigos y más, encontró, en su región, a
un supuesto médico, de una Universidad ecuatoriana. Este sí fue el amor de sus amores.
Su
ilusión creció infatigablemente y todo parecía llegar a ser un hecho real. Su
madre jamás estuvo de acuerdo con ese matrimonio, conocía suficientemente de
quien se trataba. Sus continuas visitas al pueblo, sus borracheras, su
personalidad, incidían en el corazón de madre para evitar la desgracia de su
hija.
Nunca
estuvo, la señora madre, equivocada. Se trataba, también de un borrachín
degenerado, muchas veces recogido inconsciente y sucio desde debajo de los
billares y de las cantinas de su pueblo.
Un falso médico que sobrevivía del engaño a las gentes humildes de su
región y que ¿quién sabe qué pretendía con su novia? Alguna vez manifestó que
sólo quería tener un hijo con ella. Por fortuna, pese a todas las oportunidades
que frecuentemente tuvo, no logró y propuso lo que nunca cumplió: el matrimonio.
La moralidad de la novia y la defensa de la madre evitaron el holocausto.
Es
de recordar hoy un relato del mismo autor de este: “Todo Pasa” ¿Dónde estará la
verdad?
Un
buen día, cuando todas las esperanzas desaparecieron, un amigo de Él, lo invitó
a recibir una encomienda que llegaba desde su Patria chica en manos de un
hermano de Ella, en casa de sus familiares en la capital. Accedió a la
invitación y cuál su sorpresa que se encuentra con Ella. Era diferente, no la
que había soñado. De todos modos, en los más íntimos sentimientos de su ser,
renació esto que pretendemos llamar AMOR. ¿Sería destino, qué sería? Las circunstancias,
pese a todo, no son definitivas, todo cambia, nada permanece.
Se
notaba en Ella su afán, por fortuna, por el matrimonio. Así se hizo. Se realizó
con la anuencia de las partes. Ella había sido siempre la consentida y la
escogida para esposa de su hijo, expresaban los padres de Él.
Jamás
debe olvidarse, recurriendo a una frase familiar “perdono, pero no olvido”;
¿Quién sabrá qué sentido guarda? La verdad es que el cambio en Él, con el
matrimonio, se dio muy tristemente: se volvió violento, bebedor, muchas veces
injusto, irresponsable.
El
aforismo popular, “no hay mal que por bien no venga”, parece ser real. La
pasión quizá condujo esta unión. Llegaron los hijos, incidieron, por lo menos,
en el Espíritu de Él y Jesús, con su benevolencia, suscitó un nuevo cambio.
Hoy, amante, como siempre lo ha sido de ellos, ama profundamente a su esposa,
disimula sus aspectos negativos porque pesan más los positivos y respeta con el
mismo amor sus recuerdos.
Qué
importa ya que EL AMOR SEA SIEMPRE OCULTO.
Hoy,
su descendencia, ella y él, todos se aman y siempre pervivirán y permanecerán
eternamente juntos.
JUSAVÍ.
Chachagüí
31 de Octubre de 2013.