LA CAJA DEL DUENDE.





               LA  CAJA DEL DUENDE




Allí, en todo ese hueco que llamamos “Quebrada honda”, en alguna ocasión, vi que el duende estaba tocando la caja.

Ese día se me hizo muy tarde la sacada de la leche, porque estaba solita, cocinando la comida de los peones. Debían haber sido ya las seis pasaditas cuando llegué a ordeñar la vaca.

Todo estaba nublado. La niebla era cerrada y caía una lluvia menudita, como baba de ternero. Apuré a manear la vaca y solté el ternero que estaba amarrado a la orilla de la quebrada.

Y señor, yo que acabo de soltarlo, vea, pero bien clarito, allí, dentro de la quebrada, sonaba una caja. Entonces recordé que la gente decía que ahí salía el duende.
Se me cayó la sangre a los talones y la vaca empezó a brincar y resoplar hasta que se desmaneó y salió corriendo. Cogí la peroleta y, corriendo cuesta arriba, llegué a la casa sin resuello y sin una gota de leche.


JUSAVÍ.


Reconstrucción del relato oral a partir de la información de MERCEDES REVELO  de la población de Ospina, Nariño.

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