EL
RODADERO
Observando las hermosas olas,
camino por la arena tibia de la playa,
ellas me atraen con sus lejanas voces
e insinúan la mirada a su espacio infinito.
Gritan desde el confín del horizonte
la grata noticia de mi muerte ausente,
me invitan a nadar junto al viudo,
a cruzar su distancia en mar abierto.
El oleaje golpea mi envejecido cuerpo
y me susurra el amor, la alegría y la esperanza,
me conduce al infinito soleado del universo,
me reclama la ausencia de positividad de alma.
Vuelvo la mirada a la hermosa arena
tocada por los golpes del pie futbolero
de adolescentes, jóvenes y maduros,
fortaleciendo el juego hermoso de la gloria,
rodando el balón sobre la playa.
Jolgorio, gritos y movimiento
conjugan la espiritualidad de un futuro,
animan un arribar de campeones
y consagran la virtualidad de su existencia.
El arco me recuerda mis escritos,
enmarcando el canto del decimero,
del glosador, de la décima, del poema,
retenido para siempre en la cultura Tumaqueña.
JUSAVÍ.
Chachagüí, 22 de Mayo del 2015
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