EL MOTICA









                           EL MOTICA



Seguramente por su cabello rizado, el pequeñín Sofonías, el segundo de una familia de once hijos, de Manuel y Amelia, lo llamaban el Motica.

A la edad de nueve años, acostumbrado ya a las labores del campo, se identificaba como un excelente jinete de los varios caballos de la Hacienda. No obstante, su padre no le permitía sino montar aquellos que fuesen más mansos.

Una de tantas veces, él mismo ensilló el alazán, caballo pequeño, llamado Pajarero, quizá por su temor al cantar de los pájaros que, frecuentemente con su volar y sus cantos, lo asustaban, pero no de tal modo que significase un inminente peligro para su monta.

Un mal día, como suelen suceder muchas tragedias, el manso animal se asustó más de la cuenta y abriéndose a un lado votó al niño quien cayó, pero enredado en uno de los estribos, hecho que desbocó a la bestia y corrió por el campo sin detenerse hasta que Sofonías zafó de su amarre, pero ya totalmente inconsciente.

Así llegó el final de la muy corta existencia del niño. El Motica, al ser recogido por los peones que acompañaban la mortal carrera del Pajarero, estaba totalmente destrozado, No tenía parte buena de su pequeño cuerpecito.

La muerte hizo, una vez más, presencia ante un inocente quien constituyera para esa época, al lado de Clarita, la alegría, el amor y las ilusiones de una familia que con él, también se consumía en el dolor.



JUSAVÍ.



Chachagüí, 29 de enero de 2014. 

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