EL SER MÁS PRECIADO.

EL SER MÁS PRECIADO.

Para mi corazón y ante mis ojos
no existen mujeres sin belleza,
todas en su soma, son hermosas,
en su psiquis, está la diferencia.

Quizá, unas obligadas por la vida,
otras por la infortunada formación,
de cruenta existencia inhumana,
pero jamás culpables de su estado.

En el florido jardín de esperanzas,
todas, bellas siempre, florecen tiernas,
madres, hijas, esposas, abuelas y más,
adornan con calidez la ingratitud humana.

Culpar a la mujer es culpar su vientre,
amarlas entonces, es vivir justamente,
es conducir por el sendero de la gloria,
la virilidad auténtica sin fin del amor.

Es encontrar en su amoroso regazo,
la fortaleza vital de la existencia,
es contemplar desde cualquier espacio,
la inagotable bondad del supremo.

JUSAVÍ.

Chachagüí, 13 de abril del 2014.
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