B O T A N A





                      BOTANA



Retornar al pasado es vivirlo nuevamente,
desde “La Loma” contemplo el panorama,
hermoso valle, mi sueño, valle de mi niñez,
“El Sitio”, más allá “Juandayán y Campanero”.

Los caminos carreteros, estrechos senderos,
conducen mis pisadas por potreros y cañadas,
hasta cerca de la campiña y de su estancia,
rica en recuerdos, en armoniosas leyendas.

El cantar de los gallos mañaneros me ilusiona,
el cacareo de las gallinas ponedoras vitaliza,
las chozas, las casas del laborioso campesino,
siempre pronto a la siembra y la cosecha.

Las sembrados, verdusco color de los papales,
el oro amarillo de cebadales y trigales,
avivan el espíritu y vaticinan el rencuentro,
con la naturaleza que me brinda sus abrazos.

La vacada, los toros, los bueyes en el potrero,
terneros, la leche en las cantinas multiplican,
la fortaleza, la grandeza de los campos,
la virtualidad de la mujer en la sabana,
articulando con el hombre el noble desafío,
que la vida le impone en la labranza.

La crianza de sus hijos de nata sapiencia,
ausente de toda corrupción citadina,
ennoblece por eterno su inmortal Historia,
encarnando para siempre el vital principio.

Pero, allá en medio de frondosos frutales,
la huerta de capulíes, chilacuán y de ovos,
en la zanja, los lulitos, las moras y arrayanes,
evidencian la permanencia aún de la estancia,
que fuera la cuna del desarrollo de poetas.

Hoy troje de variados alimentos y semillas,
sus corredores, alcobas en ladrillo maltrechos,
sus pilares, puertas, tapias moribundas,
parece esperar quien la recuerde y la observe,
para cantar su última canción de la existencia.


JUSAVÍ.

Chachagüí, 23 de Octubre del 2014.

  




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