Hijos de la
Incontinencia
Julio Ernesto Salas Viteri
Windmills International
Editions Inc.
California - USA – 2015
Hijos de la Incontinencia
Autor: Julio Ernesto Salas
Viteri
Writing: 2014
Edition Copyright 2015: Julio Ernesto Salas Viteri
Diseño de Portada: WIE
Dirección General: Cesar Leo Marcus
Windmills International Editions Inc.
ISBN
978-1-
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DEDICATORIA
A todos aquellos hogares
que hubiesen caído en desgracia
por la irresponsabilidad de sus
actos.
Julio Ernesto Salas Viteri
Nació en Pasto, Nariño, Colombia, el 13 de Junio de 1938.
Estudios Universitarios en las Universidades de Nariño, de Pasto, en la
Santiago de Cali, de Cali (V) y en la San Buenaventura de Bogotá. Realizó
varios cursos de mejoramiento académico en las universidades mencionadas.
Profesor TITULAR e Investigador en la Universidad de Nariño
Es MAGISTER en Etnoliteratura en la Escuela de Posgrados de la Universidad
de Nariño.
Producción Investigativa y Literaria: Investigaciones varias en el contexto
de la Etnoliteratura: Mitos, Leyendas, Décimas, Coplería, etcétera. Escritor en
las áreas de la Poesía, el Relato y la Novela.
Publicaciones:
-Breves anotaciones Etnoliterarias en Condagua, Putumayo.
-Tras la Literatura Oral del Pacífico, Barbacoas, Nariño.
-Múltiples trabajos en diferentes revistas y periódicos.
-Publicaciones de relatos y Poesía en varias revistas.
-Contextura e Interpretación Simbólica de la Décima Popular en Tumaco.
-Senderos Inmortales del Recuerdo
-La Manigua, Embrujo Selvático
PREÁMBULO.
“Nada de lo que es humano en ti me es extraño”, una frase aparentemente
manida, pero de un profundo sentido, manifiesta quizá hace dos milenios y
retomada también por el filósofo Kant y existente desde la filosofía de Jesús.
Publio Terencio Africano y otros tantos la refirieron.
“La vida humana es una sola: siempre sagrada. El que la toca abusivamente,
el que la viola sangrientamente, me ofende y me lastima a mí: nada humano me es
ajeno”.
La situación de esta familia no es común y es, sin lugar a dudas, de
sufrimiento, muy dolorosa, más aún con el conocimiento de lo real, tal vez en
los mejores días de la existencia humana, la juventud. Conocer, a través de la
ciencia quién no es su padre, por intermedio del ADN, es una resultante que
tiene que angustiar al conjunto familiar, así sea que de tres hijos, por lo
menos uno llevase el apellido que le ha sido asignado.
El contexto familiar, a la hora de la verdad, es mayor. Todos, Leonidas,
Natalia junior, Paulina ya tienen descendientes. Una de estos cambió ya su
apellido por el de su madre, no podía ser de otro modo. Muy triste saber que su
abuelo, por parte de padre, es desconocido, que no sabe realmente quién fue,
cuál fue su apellido.
Será esta la narración que hace referencia a este tipo de familias en que
importa más el reto sexual sin compromiso, que el responsable, en virtud de
quienes sucederán a sus padres y toda su descendencia. Todo por la
“INCONTINENCIA”
DISCUSIÓN.
La Literatura nunca puede ser ajena al concepto de la realidad.
Jamás se separa de esta; está como el cordón umbilical que une al hijo con
su madre, unida a lo real, pero sin admitir su separación porque representa
simbólicamente el mundo, las indefinidas lecturas de los creadores, de quienes
son sensibles al proceso total de la humanidad.
“Si se admite -lo que no es necesario- que el discurso literario constituye
una clase autónoma en el interior de una tipología general de los discursos, su
especificidad puede ser considerada o como el objetivo último (que no se
logrará sino por etapas) de un meta-discurso de investigación, o como un
postulado a priori que permite suscribir por adelantado el objeto de
conocimiento buscado.
Según R. Jakobson, quien ha optado por esta segunda actitud, el objeto de
la ciencia literaria no es la literatura sino la literariedad, es decir, lo que
autoriza a distinguir lo que es literario de lo no-literario.
2. Ahora bien, la mirada, aunque superficial, que el lingüista puede aplicar
a los textos llamados literarios, bastará para persuadirlo de que lo que se
llama FORMAS LITERARIAS (figuras, procedimientos, organizaciones discursivas
y/o narrativas) no tienen nada de específicamente LITERARIO, pues ellas se
encuentran en los otros tipos de discursos.
La imposibilidad de reconocer la existencia de leyes o, incluso, de simples
regularidades que serían propias del discurso literario ha obligado a
considerar el concepto de literariedad -en el marco de la estructura intrínseca
del texto- como desprovisto de sentido y a conferirle, en desquite, el estatuto
de connotación social (si bien es verdad que esta varía según las culturas y
las épocas: un texto reconocido como religioso en la Edad Media es tenido hoy
como literario); esto quiere decir que la literariedad debe ser integrada en la
problemática de las Etno-teorías de los géneros (o de los discursos)”
(Griemas y Courtés)
Fuente(s):
Fuente(s):ffyl.uncu.edu.ar
ESTRUCTURA Y CORRECCIÓN:
GONZALO JIMÉNEZ MAHECHA.
Profesor Filólogo en la Universidad de Nariño.
Pasto, Nariño, Colombia.
CLAUDIA LORENA SALAS ROSAS,
Licenciada en Filosofía y Letras en la Universidad de Nariño.
Pasto, Nariño, Colombia.
INDICE
Hijos de la
Incontinencia... 09
Cita con la Muerte... 25
Pirucha y la Muerte del Ribiel... 29
Alternativas Ideológicas... 35
Aprender, Naturaleza Intrínseca Del Ser... 43
Prohibir y Sancionar... 48
Hijos de la Incontinencia
Jamás en la existencia de la humanidad el hombre, si bien podría ser
culpable de su muerte, nunca lo será de su nacimiento. Este puede darse en
cualquier tiempo, lugar y disfrutar o no de medios. El niño siempre será
inocente, pero un día, “la naturaleza no perdona”, sabrá todo de su ser, de su
origen y hasta de sus padres.
Cuando los hijos crezcan reconocerán todo de sus padres, preguntarán
cotidianamente de su padre si a su lado no lo ven, o de su madre. Es inevitable
este suceso y es precisamente el caso de esta familia.
Por allá en los años cincuenta o antes del siglo pasado, como tantas otras,
había una familia, no suficientemente acomodada, pero que gozaba de sus hijos y
con ellos vivía aparentemente feliz.
Una de ellas, Natalia, cerca de los dieciséis años de edad, más o menos
agraciada, pero coquetica, era, talvez, la más perseguida por los hombres en
una época en que, no podríamos equivocarnos al llamarla del machismo imperante,
eran dominadores de las niñas que aún no abrían suficiente los ojos para
defenderse.
Es que no solamente se trataba de asumir una posición defensiva en contra
de los malditos cazadores de impúberes. Se trataba de que en el hogar
predominasen los verdaderos valores fundamentales de la formación humana,
fincada en la niñez y, excepcionalmente, por la época aludida de la orientación
ética y moral de los adolescentes.
Esta niña dejaba mucho que desear; quizá en ella se daba la carencia, tanto
de lo uno como de lo otro, que al fin de cuentas se contextualizan en un solo
criterio. De ese modo era presa fácil de los irresponsables, unos quizá, otros
no, posiblemente sólo incontinentes, ante la facilidad encontrada y quienes,
cumplida su mala acción, abandonaban a
la ofendida; pero con ninguna responsabilidad de brindar, por lo menos, su
apellido; si lo hacían, al resultado de sus actos, sus hijos.
A la edad de dieciséis años, como se ha dicho, se ha entregado ya al
primero que le pintó pajaritos de oro en el aire. Lastimosamente allí no
terminó su acción deshonesta y siguió con otros hasta quedar embarazada. A esta
edad tuvo su primer hijo varón a quien bautizó con el nombre Leonidas y el
apellido del último hombre con quien se había acostado: Bastidas, posiblemente
pero nada asegurable.
Obvio es pensar que sus padres sufrieron inmensamente por la actitud de su
hija, no obstante, la ayudaron y su niño creció alentado y muy despierto en el
seno del hogar de sus abuelos, consentido especialmente por su abuelo.
Daba la impresión de que estaban muy felices con su nieto y evidentemente
lo demostraban a diario. Jamás podrían imaginar que su niña siguiera pasos
equivocados y que el padre del niño hubiera sido con el único que tuviese
relaciones.
El desenfreno, la intemperancia, la liviandad o la lujuria; la lascivia, la
sensualidad, el desbordamiento, la concupiscencia, como se quiera llamar; la
deshonestidad y la obscenidad, impresiona que fuesen el comportamiento sexual de esta niña.
Así descrita al poco tiempo quedó embarazada de otro bebé y su recibimiento
ya no fue el mismo que se había brindado al primero. La niñita, resultado de
otra relación no podía ser culpable absolutamente de nada, pero sus abuelos no
tuvieron en cuenta esto y muy resentidos y llenos de rabia echaron de la casa a
Natalia, acción, desde todo punto de vista equivocada, porque, quieran o no,
estaban cohonestando con la inmoralidad de su hija.
Esta actitud no significaba otra cosa que empujarla a seguir el camino
errado. No en procura de poner remedio a las acciones equivocadas, sino por el
contrario, a su continuidad.
No le quedaba otro remedio a Natalia, dejando su hijo en poder de los
abuelos, que buscar quien la acogiera en su hogar porque de sus canallas
poseedores no podía esperar nada. Por fortuna su hermana mayor, quien la acogió
con cariño, sin que su esposo se hubiese opuesto, le brindó todo el apoyo
posible, desde luego exigiéndole el comportamiento digno para vivir en su casa.
Su segunda hija fue bautizada con su propio nombre y de apellido
Santisteban. Natalia junior también creció rápidamente y muy vivarás; no podía
negarse su gracia y de esperar que cuando fuese señorita sería muy bonita. En
realidad el tiempo no se equivoca y determina sus favores a quien desea
hacerlo.
Transcurría el tiempo aparentemente sin dificultades y con buen
comportamiento por parte de Natalia. Mas nada es seguro cuando las personas han
caído constantemente en el error y actúan solamente por el incontinente deseo
de estar con un hombre, para lo que no hace falta pensar quien actúe, también
de igual manera.
La verdad de una sociedad en la que impera más el libertinaje que la
verdadera libertad está dada por las cotidianidades de sus componentes y jamás
es posible olvidar la frase de que contra la naturaleza nunca se lucha porque
“La Naturaleza nunca Perdona” y esta, aunque no fuera una acción en contra de
la positividad nata, si iba en contra vía de las normas que rigen una sociedad,
muchas veces equivocadas.
Por otra parte su personalidad, lo fue siempre desde temprana edad, difícil
de entender; era impositiva, creía y cree aun solo en su razón, piensa que la
manera de pensar no debe ser cuestionada por nadie. Su integridad
psico-somática es lamentable, quiere empujar a sus propios hijos a lo negativo,
en ella no hay valores, más allá de lo suyo.
Toda su vida, su existencia estuvo ligada a su temperamento incorregible,
impulsivo, convencida de que todos, en especial sus hijos, deberían someterse a
sus caprichos, nunca aceptó el error, quizá fue para ella el camino seguido el
correcto, el justo y no le importaron jamás los demás. No hubo preocupación del
cuestionamiento que hiciesen los otros.
Igualmente que antes y relativamente en períodos cortos de vida, quedó otra
vez en embarazo. Para esta dama no había significado ningún sufrimiento tener
en sus entrañas a sus hijos durante nueve meses y continuar, podría decirse, el
camino de la perdición, obviando que lo perdido no es el ser como tal, es la
sociedad corrupta que conduce a sus asociados a lo negativo.
Nació Paulina, otro ser inocente de las acciones de una madre incontrolable
en el sexo y quizá, por el momento histórico, incapaz de procurar medios que le
evitasen los estados difíciles de preñez. Paulina se apellidó Cárdenas y como
sus hermanos, también crecía hermosa; parece que la naturaleza defendiera
ostensiblemente a estas criaturas inocentes de su existencia. No podía ser de otro modo, su conformación
anatómica, física, era apta para la procreación. Nunca se supo de embarazos
difíciles.
Es la hija que lastimosamente, en principio, se somete a los caprichos de
la madre y pronto tendría descendencia, de manera diferente a su hermana mayor
que si bien tuvo un hijo, nunca fue sometida por su mamá y se defendió
fácilmente en la vida, incluso constituyendo un gran apoyo económico para su
progenitora.
Muchas veces se culpa a la naturaleza de la persona, cuando cotidianamente
actúa, más por materialismo, ojalá animal, que por valores fundamentados desde
la niñez. Este tipo de seres sin consciencia no se cohíbe ante nada ni ante
nadie. Lo importante es poder satisfacer su incontinencia sexual y mejor si
esto le representa también dinero que, es obvio pensarlo, las circunstancias
tendrían que exigirlo. Parece que esa fuera la mejor manera de pensar de
Natalia.
No pasó mucho tiempo y el coqueteo con su propio cuñado se iniciaba,
actitud que evidenciaba, quizá acciones fuera del ambiente normativo o de
simple degeneración espiritual, dado desde luego en el ambiente de la
religiosidad prohibitiva, más de entonces, que de hoy.
Su hermana no podía permitir esto y pronto la echó de su casa. No podía
merecer otra cosa, había destruido su hogar y su esposo, inconsecuente también
y guiado por la naturaleza material, caía en el indigno actuar, incluso ante la
misma naturaleza, más humana que cósmica, porque el ser descompone su
integridad en la medida en que sus acciones se dan en contextos de corrupción.
No obstante este materialismo incontrolable de Natalia, con este sujeto
Alfonso, pudo hacer vida y constituir un aparente hogar. Sus hijos, por fortuna
alentados, crecían inocentes ante los acontecimientos y todos iniciaban sus
estudios los que en el futuro solventarían sus vidas.
Su cuñado Alfonso, por fortuna nunca le negó el apoyo, pese a todo el
trauma que esto significaba en la familia a la que tampoco abandonó. Sentía la
obligación moral de mantener su propio hogar y la ayuda requerida por su
querida.
En este orden de ideas Leonidas Bastidas, el hijo mayor de Natalia, inició
sus estudios de Primaria, Bachillerato y Universidad, sin otra dificultad que
la situación económica que siempre afectó su hogar. Su capacidad intelectual y
su empeño por lograr ser algo en la vida, jamás lo abandonó.
Así, ya en el nivel de pregrado terminó con éxito sus estudios en Economía
y de inmediato pudo vincularse a la empresa privada, no obstante estar lejos de
su hogar materno. Pronto contrajo matrimonio, también con una profesional quien
le significó un enorme apoyo tanto en lo económico como en lo espiritual.
Pero algunos lugares, no solo del País sino del mundo, pese a la belleza de
su naturaleza, a la supuesta sanidad moral y ética de las regiones, inciden
negativamente en personas que no tuvieron, sobretodo en su niñez, la justa
formación de sus valores, así sea haber crecido en el hogar de sus abuelos,
supuestamente en el que se manejaron valores que incentivaran conductas
apropiadas para una vida positiva y ejemplar sobre todo para sus hijos.
Después de tener su primer hijo, Leonidas con dinero en el bolsillo y
haciendo ostentación de riqueza y amén de conseguir más, cayó en acciones que
se califican de negativas en el seno de un hogar. Las mujeres, el trago, los
malos negocios, sobretodo en cuanto a los narcóticos se refiere, hicieron de él
un sujeto delincuente, terminando al final juzgado y condenado a varios años de
cárcel.
En el ambiente de esta situación, que obviamente a quien más afectó fue a
su esposa, esta le brindó todo el apoyo y por fortuna, por su nobleza, decidió
ayudar a su esposo caído en desgracia. De todos modos ella también empezó su
decadencia espiritual que, poco a poco, se agravaría.
Muy difícil que, en la medida que Raquel sufriera las consecuencias de los
actos de su esposo y, poco a poco, fuera conociendo la historia del hogar de
sus orígenes, no fuese afectada en su psiquis por fuerte y luchadora contra la
adversidad que hubiera sido.
Durante su tiempo en la cárcel tuvo su segundo hijo y su compañera sola y
afectada por la negativa del mundo a su felicidad, tuvo que sacar, de alguna
manera adelante su hogar, pero su deterioro fue evidente cayendo en un estado
depresivo cercano a la gravedad hasta tal punto de ser retirada de su trabajo
por incapacidad mental, fortunosamente pensionada, aunque con un salario muy
por debajo del que devengaba como asesora jurídica.
Mientras Leonidas continuaba en la cárcel su esposa Raquel era internada en
un hospital psiquiátrico y sus hijos, en principio, a cargo de sus abuelos
maternos, a quienes, también los implicaba el duro sufrimiento de su hija,
vivieron la experiencia, el desajuste del hogar de sus padres.
La situación fue profundamente lamentable, pero poco a poco, Raquel lograba
parcialmente su recuperación sin que jamás fuese total. Muchos los lugares que
tuvo que recorrer en procura de una satisfacción espiritual que quizá nunca
llegó.
Al término de la condena de aproximadamente seis años, Leonidas pudo salir
libre y recurrir a su esposa hasta tanto tuviera la cesantía recibida,
explotándola, mientras se acababa. Su ambición desmedida por el dinero era
inatajable, quizá mucho había heredado de su madre.
Una vez que acabó con todo y conllevando en su conducta tal vez los genes
de la incontinencia de su madre, su descaro se hizo mucho más evidente y
abandonó su hogar definitivamente.
Su mayor debilidad, las mujeres, impiden un comportamiento conductual que
no afecte su hogar. Realmente este está casi destruido y parece que Leonidas
jamás piensa cambiar, sus orígenes evidencian su comportamiento y es muy clara
su tendencia a lo negativo, por encima de todo.
En su trabajo prima la irresponsabilidad, amén de sus bajos ingresos que
solo sirven para su libertinaje. Así la aparente ética y moral, su hipocresía y
la mentira hacen parte de su yo, quizá de naturaleza delincuencial y del
sentimiento obsceno ante las mujeres.
Todo este comportamiento ha sido parte indiscutible de la depresión de su
esposa, del desengaño, de la comprensión, pero hiriente de su vida espiritual.
Raquel, en medio de su sufrimiento, de su dolor, en medio de su tristeza
permanente, ha podido, a través del tiempo fortalecer su espiritualidad y velar
por el bienestar de sus hijos. La situación económica cambió en algo cuando la
esposa del señor Bastidas, padre de Leonidas, logró que su esposo le colaborara
a Raquel con algo de dinero mensualmente, pero esto no duró mucho tiempo.
Personas ajenas al señor Bastidas contribuyeron en concienciarlo para que
ayudase a su supuesta nuera y parecía que un cambio de vida pronto llegaría,
por lo menos en lo económico, aunque en el plano espiritual el futuro no les
sería grato en lo que compete a Leonidas y a su supuesto padre y a todos
quienes han sido duramente afectados.
Además, sus padres con poquito, que algo es, siempre han ayudado a su hija,
nunca la abandonaron; en todo instante y circunstancia le prestaron apoyo, era
evidente su pretensión de que cueste lo que cueste tenían que sacarla adelante.
Sus hijos crecieron, el mayor ha logrado dos títulos y se defiende solo. El
segundo estudia en la Universidad con excelentes resultados y también logra
cualquier ingreso.
Tampoco es de esperar que estos dos chicos hayan desarrollado integralmente
su personalidad, ¿cómo lograrlo en el seno de una vida accidentada en todos los
órdenes? El mayor, de vez en cuando tiene manifestaciones de reacción resultantes de la vida negativa a
la que vivió sometido.
La fuerza formativa de Raquel, sus principios, los valores adquiridos en la
niñez han obviado de alguna manera que sus hijos se desperdicien. Por el
contrario es notoria su voluntad de salir del
dolor, de salir de la injusticia, de avanzar en el sendero del progreso
pro consecución de sus objetivos, de la gloria propia de los luchadores, de los
fuertes en los que el sufrimiento tenía que obrar positiva y no negativamente.
La vida continúa su rumbo. Natalia junior tiene ya familia por fuera de
matrimonio; Paulina igual, pero defendiéndose con algunos negocios. Así los
tres hermanos ven por el hogar de su madre quien ya no goza de la salud requerida
para el logro de algún tipo de ingreso pecuniario y su personalidad continúa
igual, sin cambio positivo, hecho que en su interioridad debe amargarla.
También para este hogar que de todos modos subsiste, la situación es
difícil y quizá el fuerte lo haga Leonidas, incluso ante las exigencias de su
señora madre quien es inconforme por naturaleza y poco o nada le importan sus
allegados, su nuera, sus nietos.
Siempre ha intentado dominar a sus hijos y en Paulina, aunque por poco
tiempo, encontró la persona que aceptaba sus deseos hasta tal punto que el
padre de su hijo, debidamente reconocido, decidió no apoyar más a esta dama que
parecía caer en las garras de su madre. Sin embargo más pudieron otros ejemplos
en su vida y, poco a poco ha salido adelante. Salió del esquema que su madre
quiso imponerle. Posiblemente de ser como ella.
Natalia junior, por el contrario como se ha expresado, ha tenido carácter y
por la fuerza que impulsa tener también un hijo, sostiene su personalidad y
defiende su integridad. Es aceptada por la familia del padre de su hijo
plenamente, pero sin que haya logrado formalmente su reconocimiento.
No es equivocado manifestar que la actual situación económica del hogar de
Leonidas que por su esposa, por su responsabilidad, por su dignidad como tal,
como hija, como amiga, busca la cima, la cumbre de la pirámide del bien de la
justicia, del bienestar total de los suyos, no la de quien cotidianamente se
vuelca hacia el precipicio; ella se defiende y se defenderá defendiendo sus
hijos, hoy más ante la desgracia que le sobreviene.
El supuesto padre de Leonidas, el señor Bastidas, contrajo matrimonio con
una mujer digna quien no tuvo inconveniente en apoyar a Raquel, la esposa de
Leonidas, bajo el supuesto de que esta fuera la nuera de su esposo y abuelo de sus hijos.
El señor Bastidas no tuvo hijos en su matrimonio y como jubilado de una
importante empresa y el trabajo digno en su negocio, pudo acumular un valioso
patrimonio que naturalmente sería el apoyo para su hijo en Natalia y para sus nietos.
Como buen hombre, después del reconocimiento de sus faltas de juventud y
pensando en que el tiempo no pasa en vano, que es inexorable y que la muerte se
debe esperar debidamente preparado, decidió hacer lo que nunca antes hizo.
Llamó a su supuesto hijo, Leonidas, a quien nunca había reconocido, quizá
por no tener la certeza requerida para tal dura decisión y le dijo:
- Leonidas, yo ya estoy viejo, antes nunca tuve una relación paternal
contigo, pero ha llegado el momento de arreglar las cosas. Yo no puedo llegar a
mi final con la conciencia tranquila sin la convicción de que eres mi hijo.
- Muy bien, señor Bastidas,- respondió Leonidas,- - me parece justo que al final cumpla con su
obligación de padre-- ¿Qué quiere, para qué soy bueno?-
Leonidas nunca había expresado afecto por su supuesto padre, precisamente
porque siempre lo consideró irresponsable como tal. Nunca se ocupó por
ayudarlos cuando las necesidades fueron mayores y ahora lo llama para aclarar,
¿qué?
En fin, volvió al diálogo con él. Jamás pasó por su mente lo que habría de
suceder. Nunca desconfió de su madre en cuanto a la paternidad se refiere y en
todos los actos de su vida, llámense positivos o negativos, siempre fue
Leonidas Bastidas y sus hijos de igual manera, con este apellido.
Incluso el apoyo económico que su hogar recibía se logró a través de
terceros, Leonidas jamás le pidió nada. En este aspecto fue orgulloso y tal vez
resentido, no quiso nunca humillarse ante quien no actuó con justicia, ante
quien ni siquiera lo había mirado.
De todos modos, como es de esperar, no podía eludir la posibilidad de
obtener lo propio para sus hijos. Accediendo al llamado viajó hasta la ciudad
de origen de su padre y el diálogo
continúa.
- He dicho que considero mi obligación, mi deber cumplir con las
obligaciones que antes no cumplí, impulsado por mi consciencia-. Además tu
señora madre, nunca se manifestó, exigiendo lo que les correspondía-.
- Bien señor, quizá Usted tenga razón- - ¿Qué quiere?- repito.-
- Tú bien sabes que la ciencia hoy está muy adelantada y cualquier cosa es
comprobable-. - Mi deseo es que realicemos un examen de ADN, tanto tú como yo,
para establecer la paternidad.-
- Así, Leonidas, bajaré tranquilo a mi tumba, con la satisfacción de la
verdad.- No olvides que la verdad libera.-
- Acepto, señor Bastidas, pero esto debió proponerlo a mi madre hace mucho tiempo y no permitir que
su supuesto hijo haya crecido huérfano-.
- Perdóname, Leonidas, pero como te he dicho, tu madre nunca lo exigió, de
todos modos más vale tarde que nunca y también tu consciencia estará
tranquila-.
Leonidas nunca estuvo preparado para esta supuesta “toma de consciencia”,
menos Raquel su esposa y su hijos. Hubo que acceder, pensando sobretodo en el
porvenir de estos. No era desear la muerte de su padre, de su abuelo. Él mismo
lo había solicitado y la verdad para todos saldría a la luz, de la que nunca
dudaron.
Por consiguiente sin temor alguno por parte de Leonidas y de su familia
fijaron, con su padre, la fecha para el tan requerido examen. Así se hizo y
entraron a la espera de los resultados que cuánto valor tenía para todos,
incluso para el abuelo.
“…Continuamos siendo animales controlados por la región límbica
palo-cortical de nuestro cerebro, que es sustancialmente igual en el hombre y
en otros animales.
Basta observar las innumerables formas de reaccionar de las personas,
cuando, por ejemplo, su equipo de futbol hace un 'gol'. Es algo impresionante:
gritos exagerados, muecas, señas, baile, miradas amenazantes, gestos agresivos
y con frecuencia vulgares, entre otras cosas.
Afortunadamente contamos con las circunvoluciones neo-corticales que es por
donde pasan nuestras opciones de mejora moral…”. (Tomado de FACEBOOK, Emiro
Enríquez.)
Durante cuatro semanas estuvieron a la espera de los resultados los que,
según los científicos modernos, son concluyentes en un 100%. De inmediato los
recibieron, leyeron las conclusiones.
La sorpresa tanto para uno como para otro, en especial para Leonidas fue
terriblemente dolorosa. Las conclusiones definitivas plenamente negativas. El
señor Bastidas no era su padre, ni el abuelo de sus hijos, ni el suegro de
Raquel. ¿Quién lo era, entonces?
Inicia así una situación muy grave ante los suyos quienes nunca esperaron
un resultado negativo. Dominando, lo mejor que pudo su yo, su espíritu, todo su
ser, Leonidas decidió enfrentar a su madre.
- Mamá, mi supuesto padre y yo, de acuerdo con la voluntad de él, hemos
realizado una prueba de ADN, para comprobar la paternidad y el resultado fue
negativo-.
- Pero hijo, eso no puede ser, él es tu padre y te está mintiendo-
- No mamá, las pruebas del ADN no se equivocan-. Dime, por lo que más
quieras -¿quién es mi padre?- -por favor no seas tan cruel, trata, por lo menos
esta vez, de cambiar, de actuar correctamente-.
La señora hizo caso omiso de la situación y se encerró despiadadamente,
eludiendo a su hijo. Sus hermanas sufrieron también la angustia de su hermano
y, como es natural, no obstante ellas tener certeza de sus padres, al fin y al
cabo una reconocida por la familia de su padre, aunque no de él y la otra
reconocida por el suyo y apoyada hasta que su madre quiso prostituirla, las
inundó la duda.
Raquel y sus hijos sufrieron intensamente tal situación, no culpando desde
luego a su padre sino a su fría y descarada abuela, desconociendo cuál es, en
este momento su origen paterno. Pueden decir, por consiguiente, que por parte
de padre no saben quién es su abuelo. El supuesto desapareció.
Ciertamente ante la angustia sufrida, ante esto que debería destruir a
cualquiera otra persona, en él, en Leonidas se nota el fortalecimiento, el
mejor actuar con los hijos de su ser. Con estos que hoy lamentan lo acontecido,
pero quienes no culpan a su padre, es obvio porque la culpa la tiene el ser que
lo parió sin la responsabilidad de un padre.
En muchas ocasiones los golpes de la vida mejoran las actitudes humanas,
pese a que muchas veces “El demonio del mal es uno de los instintos primeros
del corazón humano”.(Allan Poe).
Leonidas parece iniciar su cambio. Se responsabiliza más de sus hijos; su
espíritu pretende lograr calma en alguna creencia; tiene fe en el futuro.
No hay que olvidar que la vida es para vivirla justamente, sin ostentación,
con humildad, con respeto y comprensión hacia los demás. Nunca logrará la
felicidad quien no se sorprende de sí mismo, de sus errores, quizá de su
crueldad.
Volvamos con Poe, quien murió a la edad de 40 años, sorprendido de la vida,
del amor, de la sociedad, quizá también muy angustiado y, pese a su enorme
inteligencia, no pudo evitar su destrucción humana material, pero permanece su
espíritu.
• "¿Quién no se ha
sorprendido a sí mismo cien veces cometiendo una acción estúpida o vil, por la
única razón de que 'no debe' cometerla?
• ¿Acaso no existe en
nosotros una eterna inclinación, a despecho de la excelencia de nuestro juicio,
a violar 'la ley' simplemente porque reconocemos que es la ley?."
F I N
Cita con la Muerte
No tenía por costumbre pernoctar en la casa de habitación de su esposa, con
mayor razón cuando ella, en función de su trabajo, los días hábiles permanecía
ausente, pues trabajaba como juez promiscuo en una población a 50 kilómetros de
la capital y solamente llegaba los días fines de semana; sin embargo el
abogado, esposo de la juez, en alto grado de embriaguez decidió ese miércoles,
ocasionalmente, en compañía de un amigo, terminar su parranda allí, sin jamás
imaginar los acontecimientos de la madrugada del jueves.
Nosotros habíamos viajado,
cumpliendo nuestras actividades a la capital ese día jueves por la mañana y a
nuestro regreso, en la parada en Chapacual, para comprar quesos, recibimos una
llamada de celular de una de mis hijas; la llamada portaba malas noticias,
realmente una enorme tragedia; el esposo de nuestra gran amiga juez había sido
asesinado por el celador del barrio ¿Qué hacer?, Regresar no tenía objeto
porque estábamos muy cerca de nuestra residencia y la indumentaria no era la
adecuada para asistir a un velorio; después de calmar a mi esposa, quien sufrió
un ataque de nervios y lloró desesperadamente por su amiga, decidimos continuar
y regresar a la ciudad al día siguiente.
En la población ya había
conocimiento del hecho, nosotros habíamos sido los últimos en saber el
insuceso. La señora juez fue informada
del infortunio por una de sus amigas, vecina de su finca y hermana de quienes,
los fines de semana, cuidaban de la propiedad; de inmediato, contratando una
camioneta expresa, la viuda viajó a la capital al encuentro de tan macabro
espectáculo por cuanto su esposo aún permanecía en la alcoba de los
acontecimientos; estaba de rodillas arrimado a la cama, con cabellos en las
manos, desnudo el torso, sangre en el piso, con un tiro de escopeta en el pecho
y el cubre lecho perforado; el C.T.I tornaba las huellas y rastros del horrendo
crimen y los curiosos se agolpaban en la calle; se comentaba que una señora que
caminaba en la madrugada, haciendo ejercicio, se percató de que una de las
ventanas de la casa había sido violentada; de inmediato, por consiguiente,
informó a las autoridades de la irregularidad que percibía.
Hermanos y cuñados del occiso, ya
estaban presentes; amigas y amigos de la esposa en vano trataban de calmar los
ánimos de cuantos vehementemente repugnaban el homicidio y la situación que la
ciudad estaba sufriendo como consecuencia de la inseguridad y la criminalidad
creciente; mientras tanto la SIJIN, Fiscalía e Investigadores actuaban de
conformidad con los procedimientos para tal fin.
Como habíamos convenido con mi
esposa, el día viernes viajamos a la ciudad y con prontitud nos acercamos al
Monte de los Olivos, lugar de velación del difunto. Allí saludamos a nuestra amiga juez y
manifestamos nuestro sincero dolor por el triste e inesperado suceso; ya
nuestras hijas solícitas, desde el día anterior, acompañaron en la velación a la dolida esposa
en su tragedia. La asistencia de la
gente, desde diferentes ámbitos de relación era enorme; se apreciaba en sus
rostros la sorpresa y la angustia que consecuentemente tales hechos producen;
inconcebible que a un profesional, joven todavía, de cincuenta años y en plena
actividad de su carrera se lo hubiese asesinado; no obstante, su familia, más
exactamente uno de sus hermanos, sin respetar el dolor de la viuda, en plena
tragedia, ya la abordaba, no para solidarizarse y apoyarla en su pena, sino
para plantear que era necesario pensar, como deudos, en la herencia; increíble
pero cierto; “ nada de lo que es humano en ti me es extraño”, diría en alguna
ocasión parecida el gran filósofo Kant. Qué sorprendente e inhumano podría
parecer esto a nuestra dilecta amiga; profundizaba su pena y la hacía entender
mejor el mundo que quizá aún no conocía como verdad, como corrupción.
El día viernes se condujo el féretro
a la capilla de Palermo en la que se celebró la misa de traslado con gran
solemnidad, con asistencia de muchos familiares, amigos y conocidos; después a
la sala de cremación, también del Monte de los Olivos. Luego de recomendar fortaleza, firmeza y
conformidad, nos despedimos para regresar a nuestro hogar.
El miércoles, al medio día, había
dejado la víctima su oficina para encontrarse con sus amigos y departir con
ellos, seguramente, el triunfo de un buen negocio; fue visto en la ciudad
sonriente y alegre y nuevamente en la oficina en la que tomó whisky e hizo
algunas llamadas, quizá tres, a mujeres de dudosa reputación; deberían ser
sendas llamadas para los tres contertulios; salieron luego al encuentro de las
damiselas en el sitio denominado Cielo Azul prostíbulo ubicado en el barrio
Fátima. En ese lugar tomaron también
licor y el occiso asumió los gastos de las respectivas alcobas de lenocinio. A
continuación se dirigieron al Parque Bolívar, a otro sitio de prostitución a
seguir en su loca faena, siempre orientados por Zapatico, el proxeneta del
grupo, encargado de conseguir las denominadas números. Sin cansancio alguno prosiguió su embate y
arrimaron a un lugar denominado de las Glorias en procura de otras prostitutas,
pues las primeras ya habían sido despachadas; también allí ingirieron licores,
cervezas, pero parece que el presupuesto menguaba y no había suficiente, o
mejor, no le alcanzaba al ciudadano en cuestión para más. Pese a todo y en alto grado de beodez, en la
carrera 25, se detuvieron, entraron en otro sitio no recomendable, tomaron
gaseosas y sin Zapatico, quien renunciaba por la carencia de dinero, orientaron
su camino hacia la residencia de la mencionada juez. Se acostaron en alcobas distintas y los dos
dormitaban profundamente cuando el celador, según él, por cumplir con una
venganza, pues había sido denunciado por no cumplir estrictamente su deber,
entró por la ventana violentada y disparó un tiro con su escopeta sobre el
cuerpo semidesnudo del desgraciado abogado, sin que el amigo en plena
borrachera se hubiera dado cuenta; este sólo se percató del infortunio a la
llegada de la policía. Fue la primera y
la última vez que el protagonista durmió en esta casa; la MUERTE, aprovechando
la ocasión, había cumplido la cita y así terminaba un día de placer y
posiblemente de terror el día jueves en la madrugada.
Jusavi, Chachagüí, 29 de enero de 2007
Pirucha y la Muerte del Ribiel
El concepto de LITERATURA, a través de la Historia, ha implicado diferentes
variables con el afán de producir una definición precisa que determine, de una
vez por todas, una acepción que sea diferente de otras formas escriturales u
orales para la expresión de los múltiples conocimientos y diversas lecturas del
mundo de lo real, mas no se ha distinguido suficientemente lo objetivo de lo
subjetivo, primero, como aquello que podemos observar mediante los sentidos en
lo que compete a su materialidad, fundamentalmente, y todo aquello que en
nuestro entorno se manifieste asimismo y, segundo, como esto que se produce en
nuestra interioridad, producto de la imaginación creadora, mas sin romper con
el cordón umbilical que necesariamente nos une a lo real objetivo; y traigo a
colación esta frase, porque, también lo subjetivo, su creatividad constituye un
concreto real. Si observamos los modos
de producción de los objetos reales, que se dan al interior de los mismos, como
diría el distinguido filósofo Karl Marx y los modos de producción de los
concretos de conocimiento, que se dan a través
del pensamiento, estamos en el plano ciertamente de lo real sin
ausentarnos, en ningún momento de la capacidad creadora de este porque es la acción que permite una plena lectura de lo
que llamamos, abstrayendo, la Realidad.
Bien, entonces, podríamos hablar de los modos de producción simbólica, esto
es, la Literatura como una actitud del pensamiento creador que tiene por objeto
la simbolización de la Realidad, para unos sólo tocante a esa creatividad que
en un momento histórico se denominó CULTA, sin meditar que todo tipo de acción
humana, material o no, se inscribe en la Cultura y, es más, entonces sólo se
hablaba de lo escrito, mas no de lo oral y se planteaba lo verbal sin
precisión, en muchos equívocamente.
En este orden de ideas es posible, también plantear los modos de
simbolización de la oralidad de comunidades en distintos espacios y temáticas:
indígenas, negritudes, campesinos o la ruralidad, costeños, rivereños,
citadinos o urbanos, etcétera, todo aquel ser humano que sin tener una
específica formación académica, sí constituye Culturas en cuyos contextos se
desenvuelven múltiples formas de creación simbolizando la realidad para
producir Mitos o Leyendas, Música, coplerías, adivinanzas, consejas, aforismos,
dichos, anécdotas, en fin, una variedad de contenidos, quizá inocentes, que
tienen sentido en sus territorios imaginarios y, por consiguiente, sus propios
reales.
Por ahora la temática que abajo se
expone sólo representa lo Etnoliterario en los espacios de la Literatura en
general, sin que sea necesario plantear lo popular porque todo es popular, pero
sí más específicamente la oralidad, aunque modernamente estas comunidades ya
manejan la escritura, en la Copla, por ejemplo. Su visión del mundo o, mejor,
las lecturas que las Comunidades hacen del mundo, de su entorno, no termina
allí y la Ciencia ya se inmiscuye en estas para establecer objetividades como
la Biología, la Medicina y otros temas, variadísimos, orales y quizá
infinitamente riquísimos como lo es el Cosmos o los inmedibles Universos. Si se
quiere, “nada de lo que es humano en ti me es extraño” como quizá expresó el
Filósofo Emmanuel Kant y es totalmente cierto que cada cuerpo de nuestra
naturaleza es cósmico y consiguientemente susceptible de ser manejado
positivamente en pro, por ejemplo, de su salud.
De otro modo si partimos, para el análisis, de los niveles de Positividad,
reflexionando epistemológicamente, lograremos especificidades que nos
permitirán, cada vez, la formalización de conceptos y continuar así
indefinidamente en la multiplicación de saberes que siempre serán susceptibles
de transformación y de formalización conceptual sin que esto sea terminal. Así,
pienso, es la producción creadora de las varias Comunidades y así se han
desarrollado los discursos en los diferentes frentes del saber humano: en el
Arte, por encima de todo, en la Ideología y en la Ciencia, sin que en ningún
momento podamos hablar de terminación investigativa sino simplemente de
implementación del Saber.
Como ejemplo de esta corta exposición me he permitido escoger el relato
dialogado de La Muerte del Ribiel porque lo considero excepcional. Está acorde
con lo que podemos pensar de las comunidades en sus reflexiones simbólicas, en
el espacio de sus territorios imaginarios porque, si bien, la Leyenda del Ribiel
es bien conocida y ha sido estudiada incluso por quien suscribe la
investigación, en su Libro “Tras La Literatura Oral del Pacífico”, Barbacoas,
Nariño, la muerte del mismo nos puede expresar mucho más sentidos de la
comunidad ribereña del Río Telembí. En este contexto quizá encontremos lo UNO
de que escribió Nietzsche Frederick, tal vez en el Nacimiento de La Tragedia.
El Ribereño quiere sus fantasmas, sus duendes, goza con contar sus acciones y
goza de las formas de rescate de quienes son atrapados por él, pero, a la vez,
sufre y recrea su muerte y nuevamente goza en sus relaciones, en las que claramente
se observa la conjunción de lo humano y lo divino, del hombre, Pi Pirucha,
apropiándose del Tula, medio de transporte del Duende Mayor, no obstante su
tamaño, El Ribiel. Es el ser de la naturaleza simbólica, siempre igual,
inalterable, sin tiempo, pero susceptible de ser destruido por tener
manifestaciones cambiantes, mutables, sometidas a cambios continuos, quizá
hasta la muerte.
Pirucha y la Muerte del Ribiel
DETALLES: Informante: JUSTO PASTOR CASTILLO.
Investigador: JULIO ERNESTO SALAS VITERI.
Fecha de Investigación: Abril de 1982.
Vereda EL CARGAZÓN, Río Telembí, Barbacoas, Nariño.
Me conversaron mis padres que en una ocasión encontraron en la playa del
río Telembí un TULA, poco más o menos, como una pequeña canoíta. En el caserío
vivía un tipo que era muy parrandero. Por ahí cerca habían formado un baile y
él quería ir, pero no tenía en qué.
- ¿Cómo me voy al baile esta
noche?, decía. –
Y el baile sonaba. Lo oía sonar porque no era muy lejo. De pronto encontró
el Tula que siempre podía andar y aguantar un hombre. Lo tomó y se fue. Llegó
al baile y se cuadró a bailar.
Era el Tula de El Ribiel. Y a cierta hora este lo fue a buscar y no lo
encontró. Entonces dijo:
- ¿Qué se hizo mi canoa,
carajo!, dónde está mi canoa?-
Y busque la canoa. El Ribiel sabía
que el tipo ese era parrandero, se llamaba Pedro y lo apodaban PIRUCHA.
- Ese bandido de Pirucha,
ese se llevó mi canoa,- decía ¡Carajo!
¡Es que a Pirucha lo mato! Yo lo mato esta noche. Ese se llevó mi canoa.-
Ahí mismo El Ribiel cogió una escopeta y fue a una tienda donde venden
pertrechos.
- Buenas noches, - decía así
nomás de lejito.
- Buenas noches,- ¿aquí
venden granate?
¿Granate?. - Noo, le contestaron.
- Ahh!, es el plomo,
seguramente,- disque dijo uno más antiguo.
- ¿Plomo?
- Síi, ese, dijo El Ribiel.
- Y ese que suena plúu?
- Y el plúu, ¿cuál e ese?-
¿No e la pólvora?
- Sí esa, dijo El Ribiel.
- Y esa que suena páass?-
- Y esa que suena páas ss?,-
eso qué será, - dijo el tipo, dueño de la tienda-
- Ahh!! ,¿no e ese e el
fulminante?-
- Sí ese.
- Cuánto neita de plomo?-
- Neito veinte peso.
- ¿Y de pólvora?-
- Do onzas.-
- ¿Y de fulminante?-
- Un peso.-
Le vendieron lo que pidió, le empacaron y se fue. Tomó la escopeta, la
cargó y bajó muy campante, por donde había bajado Pirucha. Estuvo aguaitándolo,
eso sí siempre apuntando con su escopeta.
Vio que venía uno adelante, - Pero ese será Pirucha?- se fijó bonito.
- No ese no e. Vio venir
otro Potrillo.
- Ese será Pirucha? - No ese
no e-.
Hasta que más tarde, hora si venía
Pirucha, Venía: juí, juí, juí, juí, juí, juí, silbando.
Pirucha no sabía lo que pasaba, venía con su patica en el fondo, bogando.
El Ribiel levantó su escopeta, apuntó bien y PLÚUUMM…el tiro fue demasiado
fuerte, desbarató la escopeta y mató El Ribiel. Pirucha quedó vivo y así acabó
todo.
JULIO ERNESTO SALAS VITERI.
Chachagüí, 15 de Febrero de 2012.
Alternativas Ideológicas
Vivimos en la actualidad bajo circunstancias que tocan profundamente los
valores fundamentales de nuestros pueblos en América; incluyo en esta,
especialmente a los Estados Unidos, porque en parte, conozco ya la situación en
que viven muchos de sus pobladores, no solamente hispanos, sino negros y muchos
más y a todo nivel; podría sin temor a equivocarme, expresar que desaparecen
sus valores.
Obviemos, un tanto, a algunos de Latinoamérica y quizá del Caribe que
parece tienden ya, incipientemente hacia un proceso de transformación, por la
presencia de líderes que anteponen el material humano, su trascendencia sobre
Capital, tanto, que se quiere en las sesiones pro Paz la convalidación y
repartición “justa” de las tierras colombianos en lo rural.
De lo urbano, ¿qué podría decirse? Hasta hoy nada es real, sólo blá, blá, blá.
Aprovechando las posibilidades de cambio en América Latina y del Caribe, no obstante la
dificultad que esto significa, principalmente en lo relativo a la igualdad
frente a la libertad, desde el punto de vista teórico, de Lo Dialéctico en lo
que compete a la dicotomía LIBERTAD-IGUALDAD
concepciones planteadas como tales, incluso en el Marxismo Cristiano,
por consiguiente dicotomía utópica.
Pese a todo, constituyen
dificultades superables en la medida en que cada uno y todos los miembros de
una sociedad se preparen para tal fin. En ellos, en estos pueblos, paso a paso,
como es lógico pensar, se introduce un tipo de Sistema que me atrevería a
denominar UN SOCIALISMO DEMÓCRATA CRISTIANO ó JESUSIANO que atravesaría lo
dialéctico quizá, y, así debe ser bajo los principios del eclecticismo, según se retomen los valores
de una época u otra y, mejor de las dos, en cuanto a la vida de JESÚS se
refiere primero, antes y después del
sacrificio de la cruz, por una parte; por otra la teoría Marxista y otras
tantas que pudiesen servir a los intereses de construcción de esta o de una nueva
teoría que permitiese la JUSTICIA, sobre todo, de los gobiernos de nuestros
pueblos. Marx, indudablemente hace gala
de sus extraordinarios temas puestos justamente en práctica hacia la liberación
social, la igualdad y la libertad fundamentadas, desde luego, en un trabajo
arduo educativo que obviaría las utopías, teniendo en cuenta, para tal
finalidad, las diferencias individuales del ser humano, que, de conformidad con
los intereses, hacen a muchos miembros de la sociedad, al pueblo, excluyentes
sociales y no a las minorías dominantes.
Esto se tiene que cambiar
irreductiblemente, porque no hacerlo implicaría una continuidad, posiblemente
de explotación, y quien gobierne, si bien asumiría la Libertad no podría con la
Igualdad, tal vez Socialismos de Estado.
Entonces, la labor difícil de la EDUCACIÓN, que sería un nuevo paradigma o
esquema, ruptura total de los existentes, conduciría a la formación humanística
bajo esos nuevos determinados parámetros de producción individual pro
desarrollo y propiedad colectivos de Patria.
Esto me hace pensar que la fortaleza de sentido propuesta significa la suma
de las individualidades más las variables, que son indiscutibles, y no habría que pensarse en el concepto de
desigualdad; la materia prima humana produciría en virtud de su capacidad que,
a la vez, en el proceso, mejoramiento de la alimentación; por ejemplo,
(Nietzsche) mejoraría sus capacidades y, por consiguiente, su producción.
Jesús es reconocido por todos: religiosos o no; creyentes o no; sabios o
no; científicos que originan, sin lugar a dudas, en Él, LA MORAL Y LA ÉTICA, en
toda la profundidad, de los principios filosóficos de JESÚS, manifiestos a lo
largo y ancho del mundo que ha pretendido, por siempre, y lo afirmo, así será,
cambiar la Humanidad hacia la JUSTICIA, LA BONDAD, LA HONRADEZ, etcétera,
valores que tienen que cubrir plenamente al hombre. Es por eso, también,
llamado el COMUNISTA DEL AMOR, frase de incomparable sentido y que,
seguramente, cala sólo en Él.
Pero, ¿será coincidencia?, parece que en todas las épocas de la Historia y
en diferentes lares, la persecución de los grandes líderes, jamás faltó;
aparentemente su muerte permitiría la continuidad de las clases dominantes,
como se llamasen en el momento histórico. Era necesario su sacrificio,
entonces, en la cruz. Hoy se han utilizado otros medios para el asesinato de
tanto líder Revolucionario, y, poco a poco, el dominio del Capital; por lo
menos en Colombia, continúa.
No obstante, pienso, muy cerca, la cercanía de un cambio; el desplome o el
colapso del Capitalismo, en el mundo, es un excelente síntoma. Si Jesús hubiese
construido Religiones (No lo hizo), su supuesta destrucción hubiese sido fácil;
pero Él planteó la espiritualidad, concepción infinita, esto es,
indestructible. Y así, con certeza decirlo,
el asesinato de los grandes
líderes de América y de Colombia, tampoco se dio sino corporalmente. Sus ideas
viven y más temprano que tarde
constituirán los cambios de América entera. CHE-GUEVARA Y JORGE ELIÉCER
GAITÁN viven y la justicia de su pensar empieza a imponerse; no se puede
asesinar LA ESPIRITUALIDAD de un pueblo y ellos fueron la Espiritualidad de los
pueblos de América que hoy empieza a trascender al mundo. Y, ¿por qué no
referirlo? ¿Qué se puede pensar de la CARTA DE JAMAICA de SIMÓN BOLÍVAR?
Posteriormente, esto es, después de la muerte del cuerpo de Jesús y con la
RESURRECIÓN, al presentarse a sus discípulos y más: la fortaleza espiritual se
transforma en el CRISTIANISMO, manifiesto por sus seguidores, de diferentes
maneras, quizá algunas no muy dignas de considerarse porque han sido, de un
modo u otro, manejadas por el hombre según sus intereses y básicamente
políticos y oligárquicos. Es más, como religiones que lo único que predican,
además de explotar al hombre, es la paciencia por la creencia fundamentada en
la fe, mas sin ninguna lucha de conciencia por los valores humanos. Lo
importante, digno y magnánimo es obrar en virtud de Jesús o Jesucristo, en
todos los terrenos de nuestra existencia.
Preguntémonos, si es preciso, ¿por qué, grandes líderes de los sistemas
llamados de Izquierda, a través de la Historia de todos los tiempos, confían,
creen y actúan con JESUS?
Internet está pleno de consideraciones, todas válidas para quienes las
requiera o no, de explicaciones verdaderas del accionar de Jesús, en los
variados espacios, que en su corta edad tuvo que recorrer y lugares de sus
prédicas, sin lugar a dudas, REVOLUCIONARIAS que me permiten expresar con
certeza que fue Él el primer revolucionario del mundo y que hoy, cuando más la humanidad
requiere de su presencia y actuar, debemos retomar.
Tomo un texto que sintetiza, en gran parte mis consideraciones.
“ES EVIDENTE, para todos nosotros,
que la sociedad en que vivimos, a pesar de sus logros y de sus muchas ventajas,
es una sociedad que no nos gusta, desde muchos puntos de vista. En este
sentido, el malestar, que se percibe por todas partes, es una cosa que salta a
la vista de todo el mundo. De ahí la aspiración de tantas personas, que desean,
de una manera o de otra, una nueva sociedad. Una sociedad más humana, más
fraterna, más solidaria; una sociedad, en definitiva, más digna del hombre.
Ahora bien, habida cuenta de este estado de cosas, mi pregunta es la
siguiente: ¿Qué incidencia tiene hoy el cristianismo en esta sociedad? Quiero
decir, ¿se puede asegurar que el cristianismo y los cristianos somos un agente
de cambio fundamental para transformar la sociedad en que vivimos? ¿Es el
cristianismo, por consiguiente, una fuerza revolucionaria que tiende
eficazmente a transformar las condiciones injustas que se dan en nuestro mundo
y en nuestra sociedad?
Me parece que esta pregunta es no sólo importante, sino sobre todo,
enteramente esencial en este momento. Por una razón que se comprende enseguida:
hoy no basta hablar de la verdad (en abstracto) de una cosa; lo que interesa,
ante todo y sobre todo, es la significatividad de esa cosa”
No sólo significa, tiene sentido. Muchas respuestas a este planteamiento
debemos centrarlas en los Libros
Sagrados, en LA BIBLIA, por ejemplo, y dar testimonio del pensamiento y la
prédica de Jesús, de su discurso, de su infinito deseo de cambio de la
Humanidad y, en especial, para las clases dominadas.
Las Bienaventuranzas no expresan otra cosa que la del cambio del hombre
sometido, a todo nivel. Hay necesidad, no lo dudemos, de entender su discurso y
entendiéndolo, ponerlo en práctica. El Sermón de la Montaña, para traer a
colación las evidencias, no es otra cosa que una excelente prédica
revolucionaria:
“Que los montes traigan paz para tu pueblo
Y los collados justician;
Que él defienda a los humildes del pueblo,
Socorra a los hijos del pobre
Y quebrante al explotador...,
Porque él librará al pobre que pide auxilio
Al afligido que no tiene protector,
Él se apiadará del pobre y del indigente,
Y salvará la vida de los pobres;
Él vengará sus vidas de la violencia,
Su sangre será preciosa ante sus ojos".
(Sal 72,1-4.12-14).
Todo esto tampoco significa que asumo posición alguna sobre las diferentes
clases de Socialismo. Mi mentalidad ecléctica no me lo permitiría. Sé de su
existencia, de los cuestionamientos de que han sido objeto en diferentes épocas
y de allí sus implicaciones. Pero soy Socialista en el contexto de mi discurso;
retomo de donde pueda todo aquello bueno que pueda construir mi teoría, MI
SOCIALISMO DEMÓCRATA CRISTIANO O JESUSIANO, porque, como en principio
expresaba, hay pueblos como Venezuela que inician ya la construcción de un
SOCIALISMO distinto a lo históricamente conocido. Un Socialismo sin violencia,
sin sometimiento, con profundos deseos de libertad y de igualdad, pero que, no
nos digamos mentiras, necesita los susodichos planteamientos: la educación
consciente de su pueblo conduciendo así el Sistema a su consolidación.
Ojalá otros pueblos lo logren, de otro modo no veo nada seguro. En el mío,
en Colombia, observo un renacer del Feudalismo y, por consiguiente de los
siervos; para expresar sólo un tema, la entrega de la Soberanía a los
extranjeros, a través de la explotación minera. Claro, su actitud es entendible
en el pueblo porque significa trabajo a corto tiempo, pero el deber ser es
otro. Se trata de la educación del pueblo y de la generación de recursos para
que sean ellos, los mineros colombianos, quienes exploten lo suyo, para sí y
para la Patria, mas sin violentarla, esto es, sin destruir los recursos
naturales, como EL AGUA, por ejemplo. Pero ¿qué acontece?, estamos entregando
Soberanía, Colombia ya no es nuestra.
Por otra parte mis profundas creencias en Jesús, en Jesucristo y en los principios Marxistas, nada tienen
que ver con las religiones; aún pienso que son “el opio del pueblo”. Los Modos
de producción marxista, al interior de los objetos reales y convertidos en
objetos de Conocimiento, a través del Pensamiento, en nada contradicen la
verdad; frente a los planteamientos platónico idealistas y grandiosos que giran
de otro modo o van en contra vía, también conducen a lo real. Con Marx forman
paralelas que, de todos modos se tocan. No puedo esperar una política
escisionista, de alguna forma Marxista, que niega la Unidad Psico-somática, o
mejor dicho de una manera más expresa, la unidad de la Idea y la Materia.
Termino, por ahora, manifestando que creo fielmente en los cambios justos y
positivos que empiezan a darse en América del Sur, en Latinoamérica y en el
Caribe y que me es muy válido pensar en el encuentro de soluciones para los
países que en el mundo sufren crisis y conflictos de todo orden. Sus
gobernantes pensarán en sus pueblos, pensarán en su humanidad y por qué no en
una sociedad más digna del hombre; lucharán por la fraternidad, por la
solidaridad de los pueblos, por la integración humana; en fin de cuentas, se
impondrá la razón por la vida y no el dominio o la opresión capitalista.
JUSAVÍ.
Chachagüí, 18 de Diciembre de 2012.
Aprender, Naturaleza Intrínseca Del Ser.
(Recordatorio)
En principio es obvio acceder al concepto de Aprendizaje, sin condicionarlo
a lo humano, porque es propio de todo ser en el espacio cósmico de la
naturaleza, contextualizado, también, en los territorios imaginarios de la inspiración
creadora.
De vieja data ha sido imperante la dicotomía ENSEÑANZA-APRENDIZAJE, en los
currículos programáticos de los diferentes niveles educativos, sin considerar,
epistemológicamente, la capacidad inherente de la formación crítica y creadora
que constituye la fortaleza ineludible del educando.
De esta manera se han elaborado paradigmas o esquemas que respondan mejor a
los intereses de quienes, en cualquiera época de la Historia, detenten el poder
económico y político de un Sistema.
No es solamente necesario asomarse, por ejemplo, a la filosofía moderna
francesa, con Deleux, Foucault, Bachelar o a la alemana con Nietzsche y otros
varios; incluso a literatos como Balzac, Dostoievski, Cervantes, en la
Narrativa, o poetas reflexivos como Poe, Silva o Arturo, en nuestro entorno,
sólo por mencionar algunos, para reflexionar evidentemente la dinámica de la
comprensión que me ocupa.
Tal vez la Universidad Pública, con excepción de sus programas en las
Facultades de Educación, en varias de ellas, podría exonerarse de los
paradigmas impositivos.
Desde la concepción, el feto, en su formación psicosomática, inicia su
proceso de aprendizaje, lógicamente influenciado por la fuerza del entorno
vivencial de la madre.
En ningún momento, sus padres, en primera instancia, asumen obligación
alguna de enseñanza. No es posible esto. Si acaso, con conocimiento de causa,
influyen de otra manera, más frecuentemente artística, sobre el vientre
gestante, para incidir en él mediante sonidos armónicos que les hace pensar estar
formando un artista.
El niño, una vez frente al mundo que lo rodea, no se puede calificar como
una vasija vacía que se tiene que llenar con la enseñanza de saberes, quizá
alienantes, que no harán otra cosa que castrar su curiosidad, principio
fundamental del conocimiento dado en su acontecer y que se debe, eso sí,
orientar y dirigir conjuntamente por sus padres y sus maestros, hacia, también,
la cientificidad de su desarrollo.
Muchos, quizá sin lograr por lo menos la educación primaria, máximo hasta
un quinto año de escuela, logran su cometido en la existencia. Quizá solamente
se puedan excepcionar algunos y no por su falsa culpabilidad, sino por taras o
errores cometidos en el nacimiento. No obstante son dignos de comprensión y de
atender en ellos los intereses que muestren, por la propiedad intrínseca.
Basta, para quienes reflexionan, hacer una lectura consecuente del mundo y
deducir conocimiento y saberes de la positividad y negatividad del planeta, no
obstante violentado por el género humano.
Asistir, por ejemplo, a una fiesta campesina, a un taller artesanal de
cualquiera índole, casi siempre o quizás siempre de orden empírico, constituye
una excelente lectura de la dinámica de los modos de producción de los objetos
reales convertidos, mediante el pensamiento, en objetos de conocimiento o si se
quiere, paralelamente, desde la creatividad del pensamiento, la realización de
los mismos en objetos artísticos, mejor que artesanales y también de servicio,
elaborados por el pueblo. (Marx y Platón).
Mediante la comprensión de los territorios imaginarios, quizá, el Instituto
Andrés Bello instauró El Instituto Andino de Artes Populares, (IADAP), para la
investigación de la producción artística de los grupos populares marginados,
muchas veces excluidos. Por la acción misma del ser investigador, no escaparon
a esta enriquecedora labor del conocer los centros no sólo rurales sino urbanos
en el contexto multiétnico.
Por sugerencia de quien suscribe, entre otros, el IADAP pasó a llamarse INSTITUTO ANDINO DE
CULTURA POPULAR, cuyo trabajo, en Nariño, dio origen a la Maestría en
ETNOLIERATURA, de la Universidad de Nariño, con relativo éxito, dada la
influencia mediática de intereses suficientemente conocidos.
Este Post-grado va más allá de la simbolización oral de esquemas
denominados literarios clásicamente. Simboliza, de la naturaleza, todos sus
haberes: animales, plantas medicinales o no, etcétera, el mundo que observa y
lee cotidianamente e implica su actuar crítico y creativo en el contexto del
símbolo.
El dialogar personalmente con Artesanos nariñenses del Carnaval, me
permitió lecturas que cambiaron, en gran medida, mi observación ecléctica.
¿Cómo podemos elaborar carrozas que recreen nuestros contenidos ancestrales si
los calificadores que nos imponen, desconocen nuestra cultura? Me decían ellos.
Ciertamente los Directivos del Carnaval Pastuso, más exactamente,
designaban calificadores ajenos al Departamento de Nariño y quizás ignorantes
de su cultura, como aún acontece.
Por fortuna bien entendida esta cuestión y después de continuadas charlas,
suscitadas por el IADAP de Pasto, la dirección nombró a críticos y a artistas
sabedores regionales para el examen de contenidos del Carnaval y su
creatividad.
Entonces se re-instauró la imaginación creadora con contenidos más
auténticos y ajenos a los que antes primaban pro satisfacción de los jurados,
amén de la ignorancia y del entender de la región. Se acabaron temas como la
mujer biónica, el ratón Mickey, supermán, entre tantos, y aparecieron, con
mayúsculas, nuestra TUNDA, EL RIVIEL, EL CARRO FANTASMA, EL CURA DESCABEZADO,
LA PATA SOLA y muchos más temas renovantes de nuestra cultura.
No podría nunca olvidar a artesanos ganadores como el maestro Zambrano, a
mi amigo Chicaiza, cultores que fortunosamente constituyeron escuela y sus
descendientes continúan su sendero.
Sea oportuno, en esta reflexión, recordar a artistas muy reconocidos
mundialmente como BOANERGES MIDEROS; a directivos como EUGENIO CABRERA y muchos
otros ecuatorianos que hoy brillan aún más en la nueva Patria Ecuatoriana,
gestores del IADAP, Institución que, mediante concurso, pudimos instaurar en
Pasto.
En la actualidad, Nariño con sus ciudades, sus pueblos, sus veredas,
simboliza la creatividad y el avance consciensal, no solamente nacional, sino
internacional a través de sus implicaciones multiétnicas y pluriculturales.
Recorriendo campos veredales; charlando con sus pequeños agricultores,
ganaderos, artesanos, músicos, productos de su fuerza cognoscitiva empírica,
aflora a mi mente la frase del ilustre tratadista Rousseau en su Emilio: “El
hombre nace bueno y la Sociedad lo corrompe”, que no tiene total aplicabilidad
en estos grupos mejor consolidados en su innatismo.
Y para terminar y sintetizando, tengo la certeza de que, parodiando a
Nietzsche, quizá en su obra “La Genealogía de la Moral”, nunca se podrá enseñar
nada a quien nada sabe y sólo se puede aprender aquello que ya se conoce.
JULIO ERNESTO SALAS VITERI
Chachagüí, 22 de Noviembre de 2013.
Prohibir y Sancionar.
Rubias, blancas, morenas, amarillas, todas vestidas en hermosos colores,
con peinados espléndidos, demostración de la más alta técnica de producción de
las muy buenas fábricas de muñecas, muy bien agrupadas y colocadas en bellos
muñequeros, eran observadas por niñas de diferentes edades y tamaños, con los
ojos llorosos y absorta contemplación, bajo llave con la inmensa ilusión de
abrazarlas, acariciarlas, jugar con ellas, bañarlas con buen jabón y champú o,
por lo menos tocarlas, pero todas sus ilusiones eran en vano, sus padres les
habían prohibido.
Es cierto que eran de su propiedad,
sus padres se las regalaron, pero para que no las dañasen y simplemente las
tuvieran gozando de su vista. El muñequero se construyó para eso, constituía un
excelente regalo.
Por otra parte, toda clase de juguetes, también muy bien diseñados,
especialmente para varones, carritos conducidos a control remoto, controlados
por los padres para su excelente conservación y con la firme prohibición de
dañarlos o pretender cambiar su estilo, a camiones, camionetas, por ejemplo, o
verificación de su maquinaria, cambio de repuestos, todo esto que la curiosidad
de los niños hubiera podido imaginar y ejecutar como lo observaron siempre en
los mayores, en los objetos reales de libre manejo y servicio para la comunidad.
Muy natural pretender hacerlo, la investigación nace con la curiosidad y la
libertad de descubrir todo aquello que exista más allá de lo que sus propios
ojos observasen. Tristemente sus deseos estaban prohibidos, se sancionarían
duramente, si dañaban un juguete de tan alto costo.
Así, sin más ni menos, se puede empezar esta narración, desde la
Irresponsabilidad prohibitiva.
Muchas cosas vendrán, hechos sucederán y el mundo pleno de errores, de
horrores.
Observando su precioso muñequero, se preguntaba y preguntaba María, la hija
menor de la familia.
– Por qué mi papá y mi mamá, hermanitas, no me dejan tomar mi muñequita, la
más bonita que tengo, pero está encerrada con las demás, yo quiero bautizarla
-
- Creo que ninguna está bautizada,
¿a Ustedes las dejaron? - pensaba y decía. –
- No, contestaban su hermana, Juanita.
- Ellos no las regalaron, pero nos prohibieron tocarlas-
-Cuántas veces hemos querido
bañarlas y peinarlas, porque están sucias y desarregladas, pobrecitas de tanto
estar encerradas.
- Pero no nos dejan, nos prohíben; dijeron que había que cuidarlas para que
siempre estén limpias y bonitas y sólo allí en el muñequero se pueden
conservar.
- Marujita, insistía.
- Eso quiere decir que ellas nunca mueren, Juanita, nuevamente preguntaba
Marujita.
- No hermanita, las muñecas son solamente juguetes, ellas no tienen vida y
nunca mueren. Lo que pasa es que si nos las dejan sacar, dicen que las
destruiremos.
- Entonces no son nuestras, decía, nuevamente, Marujita.
-¿Para qué las compraron, sólo para adornar la Sala y mostrarles a los
demás el muñequero tan lindo que dizque tenemos? Concluía María.
- Sí, parece que así es. Contestaba Juanita.
- Y a Luisito sí le dejan coger sus carritos ¿Por qué?, insistía María, la
pequeñita de la casa.
- Sí, respondía Juanita.
- Pero vaya y dañe alguno, ya te has dado cuenta el regaño que se le viene
encima, agregaba Juanita.
Luisito, el hermano mayor de los miembros del hogar, no era ajeno a esta
situación y había empezado ya a maquinar la manera de cómo, cuando sus padres,
Antonio y María, no estuviesen en casa, llevar a feliz término la realidad de
sus propósitos.
Mientras tanto, sus padres de ellos, después del trabajo, porque los dos se
ocupaban en empresas privadas, aunque no eran lo suficiente bien pagados, de no
estar en casa viendo novelas o partidos de fútbol a través de las informaciones
mediáticas, asistían a restaurantes o a clubes no de altura, acordes con sus
ingresos.
Mal haríamos en pensar que sus cerebros no estaban lavados, en el contexto
de la mayoría de los colombianos, por las informaciones mediáticas concurrentes
con la ideología dominante.
Puede pensarse, también, que en las llamadas clases altas, este fenómeno no
se diera. Ellos conocen perfectamente que a quien hay que mantener alienados es
a los empleados públicos o privados, dependiendo siempre de los intereses de la
dominancia.
Luisito, aproximadamente de diez años, reunió a sus hermanitas,
respectivamente de ocho y seis años y les expresó qué había pensado para tener
la libertad de lo que sus padres decían era de ellos y de nadie más.
- Si los juguetes son nuestros, como dicen papá y mamá, vamos a tomarlos.
Hacerlo no es pecado, es nuestro derecho; de esa manera nos enseña mi papá: que
ya que seamos grandes debemos defender lo nuestro, porque vivimos en un País
democrático y de leyes, explicaba Luisito.
- Pues vamos a hacerlo, continuaba expresando. ¿Por qué no desde ahora?
La curiosidad del niño, lo han manifestado varios tratadistas, es el
principio fundamental de la investigación y, por consiguiente, del
conocimiento.
“La curiosidad se atreve más contra lo que más se prohíbe”, expresaba Diego
de Saavedra Fajardo.
Y existe una voluminosa obra con ese título: “La Curiosidad del niño es el
Principio de la Investigación” Qué lástima que no se recuerde su autor.
Carlos Arturo Moreno de la Rosa,
también se refiere al niño en el proceso de desarrollo del conocimiento
científico; igualmente y muy reciente, Pilar Jericó, nos ilustra al respecto.
La curiosidad científica: el laboratorio natural del hombre por Pablo
Astudillo y Carlos Blondel, hace colación, en principio, al respecto.
Dicho y hecho, el plan estaba preparado. A un niño no podemos detenerlo en
sus alcances. La labor, de quienes tienen que ver con su formación, nunca será
la prohibición, sino la orientación, la dirección de su aprendizaje.
En el colegio había oído hablar de las ganzúas que sirven para abrir
candados, por difíciles que fueran. Además, en el baúl de las herramientas de
Papi, había tantas herramientas que casi nunca utilizaba y que perfectamente
servirían para la transformación, especialmente de sus vehículos, en cualquier
otro que le gustase.
Consiguió la ganzúa. Los candados del muñequero y del baúl serían
prontamente abiertos. Gozaba del tiempo necesario porque sus padres solamente
estaban en casa para regañarlos de tocar lo que, especialmente, se les había
prohibido.
Sus hermanitas gozarían, graciosamente, bañando, jabonando, peinando sus
muñequitas y vistiéndolas como ellas realmente querían. Harían las veces de verdaderas
madres con sus hijas, toda vez que necesitaban verlas más hermosas y jugar con
ellas.
Él, no se cambiaría por nadie en su Ingeniería Mecánica. Se auto
consideraba plenamente preparado para ejercer su profesión. Imaginaba, con
profunda alegría, todo lo que habría de acontecer. Jamás intentó o vino a su
mente de niño, curioso y hábil, ¿qué pensarían sus padres de esto?
Por su parte las dos niñas se sentían orgullosas de Luisito, quien les
abría el espacio, tan deseado, de poder disfrutar de sus muñequitas. Pero no
sabían cómo lo haría y no era tan de su preocupación. En ellas crecía más, como
es natural, la curiosidad.
Más, sí deseaban con ahínco que el momento llegara y que sus padres se
sentirían orgullosos de la capacidad de sus hijos. Porque es de advertir que
estos, según aquellos, eran verdaderamente amorosos.
Es de pensar que ni los Psicólogos, ni los Psiquiatras, ni nadie, puede
profundizar ni su propio ego, menos el otro “yo” de los humanos.
Quizá tenga razón Edgar Allan Poe cuando expresa “que conocerlo todo es
demoníaco”. De todos modos hay mucho que aprender, aún en la vejez; quizá más
se aprende cotidianamente y no obstante hay mucho que aprender.
Por otra parte, muchos expresan que nada es imposible. Entonces, penetrar
el fondo endotímico del ser, conocer su intrinsiquidad, ¿será posible? ¿El
cerebro humano habrá desarrollado ya su enorme capacidad?
Dejemos estas reflexiones por ahora. Nos ocupan los niños; nos ocupa su
capacidad de aprendizaje fincado en la naturaleza de su libertad, de su
curiosidad, desde el mismo momento de la concepción y dejarlos, pero
conducirlos y guiarlos, es el verdadero sendero de la grandeza de su futuro. El
niño es capaz de todo, hay que apoyarlo.
Llegó el momento y Luisito, muy feliz con su ganzúa, llegó a casa y
procedió a cumplir con su cometido.
- Hermanitas, dijo, me tienen que ayudar, abriremos los candados y
liberaremos las bellas muñequitas, sus bellas muñequitas, para que las cultiven
tal como se merecen, junto a sus verdaderas madres, quienes son Ustedes.
- También, abriré el candado del baúl de mi papá. Su herramienta me servirá
para mejorar mis juguetes, continuaba diciendo Luisito.
Con mucho cuidado, resultante de la formación prohibitiva apresuró su labor
con el temor de que sus padres llegaran.
Inició con el candado del “muñequero” porque estaba ansioso de agradar a
sus hermanitas menores y luego continuaría con el baúl de Papá.
Con gran dificultad intentaba abrirlo, pero también era una nueva
experiencia que le ponía dificultades. No obstante, estaba a punto de abrirlo,
cuando escuchó que la puerta principal de casa era abierta y, de inmediato,
suspendió su tarea.
Evidentemente sus padres llegaron a casa, entraron y lo primero,
preguntaron a Ligia por sus hijos.
- Cómo están mis criaturitas lindas, se portaron bien, durante nuestra
ausencia, dijo María, la ama de casa.
- Si señora, respondió Ligia, quien se había convertido en la verdadera
cómplice de los niños, a sabiendas de que su actitud era válida con ellos.
- Ola mis amores, les dijo Antonio, lleno de alegría por la respuesta de
Ligia.
- Los felicitamos, mis amores, eso es ser unos buenos niños, obedientes y
juiciosos, como les hemos enseñado, expresaron al tiempo, Antonio y María,
desconociendo, desde luego las travesuras de sus retoños.
- ¿Cómo les fue en el Colegio?, preguntó papá.
- Excelente, papito, respondieron a la vez, María, Juanita y Luis.
- Todos fuimos felicitados por los profesores, mamita. Nos dijeron, a los
tres, que somos unos niños bien educaditos, agregó Luisito.
Ciertamente asistieron a clases y su comportamiento fue normal aunque
siempre estuvieron pensando en lo que tenían que hacer en casa para liberar sus
juguetes y gozar de ellos a plenitud.
Ligia, quien sin tener una formación académica o, por lo menos mínima, de
más allá de saber leer y escribir, comprendía, como una verdadera madre a los
chiquillos. Siempre les acolitaba sus travesuras, jugaba con ellos, en su
tiempo libre, y era su cómplice como el Deber Ser de un padre o de una madre
con sus hijos hacia el logro de la verdadera confianza que, en todo hogar, debe
existir. Si no la hay es de esperarse que todo marche inadecuadamente así
aparente otra cosa en el laboratorio formativo de la niñez.
- Ligia, apenas tuvo oportunidad de hablar con sus pequeñuelos, les dijo:
- No tienen por qué preocuparse. Otro día, podrán abrir los candados. El
Señor y la Señora, están preparando un viaje de fin de semana y entonces sí,
nuevamente, manos a la obra.
- Gracias Ligiecita, ¡Qué buena noticia! Contestó Juanita. Prepárate, hermanito,
esta vez sí podrás abrir los candados y seremos felices, muy felices, con
nuestros juguetes. Ya nadie nos los esconderá.
Y así fue. Tuvieron toda la confianza y la seguridad de que en esos días lo
lograrían y, esta vez, con la ayuda de Ligia, la apertura de los impedimentos
de su felicidad.
No había que esperar mucho, cuatro días son nada. Era lunes y pronto
llegaría el sábado, el sábado de sus ilusiones.
Nunca es tarde. Llegó el día esperado. Ligia también se alegró. Es que ella
nunca convino con las decisiones de sus patronos. Pensaba que frecuentemente
estaban equivocados. Que a los niños no los corregían bien. Que lo único que
hacían era prohibirles todo y regañarlos por cualquiera cosa.
Los esposos, Antonio y María, muy temprano, el día sábado, después de
despedirse de sus hijos y de ligia, partían al cumplimiento de una cita de
negocios por parte de Antonio.
- Ligia, no te olvides de cuidar a los niños como siempre lo has hecho,
dijo la Señora, algo preocupada.
- Si señora, esté tranquila que ellos son buenos niños y no me darán qué
hacer.
- Hasta dentro de tres días mis lindos hijitos, dijo Antonio su padre y los
besó muy cariñosamente.
- Adiós mamita linda, contestaron al tiempo los tres, que les vaya bien, no
se demoren.
Más se demoraron en salir de casa sus padres que los tres pequeñuelos
saltaran de la cama para llevar a cabo sus travesuras.
- Ahora sí, hermanito, a abrir los candados para liberar nuestros juguetes,
expresaron las dos hermanitas, María y Juanita.
- Ya mismo, respondió Luisito, con gran entusiasmo.
- Veamos que ahora sí puedo, tenemos harto tiempo para hacerlo, manifestó
Luis.
Empezaron la faena, buscando por todas partes la ganzúa que parecía la
habían perdido. Pero no, la encontraron sin ninguna dificultad y empezaron.
Otra vez, reiniciaron por el candado del muñequero y, quizá ya sin miedo,
Luis lo abrió con facilidad.
Juanita y Marujita se lanzaron felices a coger las muñecas y se dio
principio a la gritería de felicidad, pero también a la lucha por tomar, ya
una, ya otra.
Al fin escogieron unas, mientras Luis abría el candado del baúl y escogía
la herramienta que iba a necesitar para lo de sus carritos, especialmente.
Escogió un martillo, un alicate, clavos y se apresuró a realizar su acción,
tratando de cambiar el diseño o quizá el modelo de sus vehículos.
El escándalo, para cualquiera que no entendiera su problema, era enorme. Se
escucharon gritos, golpes de martillo, palabras, en ocasiones de rabia, en
otras de alegría.
Ligia gozaba observándolos y se divertía, también, ayudando a las niñas a
bañar las muñecas, proporcionándoles, champú, jabón, toallas, peines, todo lo
que fuera necesario. Por un instante había olvidado sus labores de aseo, de
tendidos de cama y demás labores de cocina, incluso para el desayuno. El espectáculo
era muy gracioso.
La casa parecía ponerse al revés, el desorden primaba sobre todo. Entonces,
pero sin angustiarse, todo lo contrario, llena de felicidad, Ligia miraba y
escuchaba todo lo que sucedía en un día de libertad, en un día sin
prohibiciones, sin regaños y del logro feliz de lo preparado por sus bellos
angelitos.
Así pasaron los días sábado y domingo. Ligia se preocupó, hasta lo
imposible, por mantener la casa ordenada, porque los patronos no demorarían en
llegar.
- Buenas noches, manifestó María, la señora del hogar, mientras su esposo
guardaba el carro.
- Buenas noches contestó Ligia, muy
nerviosa, pensando que se pudieran dar cuenta de las muñecas y de los juguetes
de Luisito; pero, todo lo había escondido en un lugar que no fuera visto por
ellos.
- Buenas noches, dijo Antonio, entrando a casa, pero sin percatarse de
nada.
- Buenas noches, respondió Ligia,
ya más tranquila.
- Cómo están todos, dijo Antonio y
María, a la vez.
- Cómo están mis niños, se han
portado bien; no les ha pasado nada, con ansiedad preguntaba doña María.
- Los niños están dormidos, refirió Ligia, eludiendo hábilmente lo
referente al comportamiento.
- Gracias, Ligia, eres una gran ama de casa, todo se ve limpio y ordenado;
nosotros estamos cansados y nos acostaremos ya. A los niños los saludaremos,
mañana, a la hora de ir al colegio.
No obstante pasaron a las alcobas de los niños, se aseguraron de que todo
estaba bien y los retoños dormían plácidamente.
Luisito estaba en cuarto año de primaria, Marujita en primero y Juanita en
tercero. Los tres eran reconocidos por su buena conducta y excelente desarrollo
en el estudio. Claro está, la formación que recibían no se ajustaba plenamente
a ellos porque siempre fueron relegados a los currículos del Estado.
Esto es, su aprendizaje se limitaba
a las enseñanzas impartidas por los profesores que, como tal, limitaba su Deber
Ser y no el verdadero Aprendizaje, concepto que es consecuente con la libertad
y permite el avance eficaz de la creatividad y el libre pensar crítico que,
mientras consolidan su personalidad estará orientado y dirigido por los
maestros, conjuntamente con los padres de familia.
Obvias razones, entre otras y fundamentales, para que la niñez, la
adolescencia, la juventud, a través de todos los niveles educativos, formen
profesionales y no, dependientes del querer de quienes detentan el poder
económico y político de un Estado.
Esto califica sólidamente la concepción de lo prohibitivo que, en la niñez
más explícitamente, por su natural curiosidad, conduce al apetito del conocer,
evidentemente del Aprender. En pocas palabras, la prohibición y el no a los
niños, jamás será una buena política formativa.
El día lunes, muy temprano, Antonio, María y Ligia se dispusieron a los
preparativos, después del desayuno, para enviar a los niños al colegio.
Antonio, en su carro, llevando a su esposa, se dirigió al establecimiento
educativo, entregaron sus retoños, como todos los días y, posteriormente, a su
trabajo, respectivamente.
De regreso a casa al lado de sus hijos, Antonio y su amada, felices de
haber cumplido, ese fin de semana, sus compromisos y de encontrar totalmente
sanos a todos, entraron ingenuamente, en principio sin observar nada que
hubiera acontecido durante su ausencia.
El almuerzo estaba listo y antes de que Ligia los llamase al comedor, la
señora María, increpó a su empleada:
- Ligia ¿qué pasó aquí? ¿Dónde están las muñecas? El muñequero está vacío.
- Igualmente, Antonio, muy
perturbado, preguntó:
- Luisito, ¿Qué has hecho con tus juguetes?, ¿especialmente con los
carritos?
Ligia, llena de pavor, no sabía qué contestar. Los niños corrieron a
esconderse; el temor los embargaba. ¿Qué pasará, se preguntaban? Ahora sí nos
castigan. Nuestros padres están, parece, muy furibundos.
-Ligia, quien había comprendido, tal vez su error, su compromiso, en otras
palabras su complicidad, haciéndose de valor contestó:
- El niño Luisito abrió los candados del muñequero y del baúl de don
Antonio para todos poder jugar, porque estaban muy ansiosos de hacerlo.
- Luis, gritó Antonio a su hijo el mayor, el único varón: ¿Qué no te das
cuenta de lo que has hecho? ¿No entiendes que cuando tus padres te dicen, “no
hagas esto o lo otro” tienes que obedecer? ¿Ya que no hacerlo es pecado y que
Dios te va a castigar?
Mientras tanto la ama de casa, tomaba de la mano a sus dos pequeñas y les
pedía, muy disgustada, que mostraran dónde estaban las muñecas, que ¿qué habían
hecho con ellas?
- Juanita, más audaz, dijo a su mamá: Mamita, nosotras sólo queríamos jugar
y ¿cómo lo hacíamos si las muñequitas estaban encerradas como en una cárcel?
Ellas necesitaban asearse, ponerse más bonitas y eso es lo que hemos hecho con
la ayuda de Luisito.
- ¿Pero no sabían que estaba prohibido y que desobedecer a sus padres es un
pecado y que Dios las castigará?
- ¿Cómo lo hicieron?, insistía doña María. ¿Cómo les ayudó Luisito?
- No sé mamita. Él abrió el candado con un alambre y nosotros las bañamos,
las vestimos mejor y las peinamos, para que se vieran más bonitas, porque son
nuestras hijas, ¿no es cierto mamita?
- Además, tenemos que bautizarlas porque no tienen nombre, ampliaba
Juanita, más decidida.
- Nada de esas cosas. Colóquenlas nuevamente en el muñequero. Voy a hablar
con Luis y con su papá.
- Luisito, ven acá, quiero hablar contigo, gritaba doña María.
- Si mamita, aquí estoy, no me vayas a pegar, respondió Luis, acercándose a
su mamá.
- Cuál es el alambre con el que abriste el candado del muñequero,
muéstralo, decía mamá.
- Este mamita, mostraba luchito.
- Antonio, ven te muestro lo que este muchacho ha conseguido para abrir el
candado del muñequero.
- ¿Qué? Respondió Antonio. Esa es una ganzúa. También ha abierto el candado
de mi baúl de herramientas y sacó el martillo y otras herramientas y clavos y
qué sé que más.
- Luis, ¿dónde conseguiste esa ganzúa? ¿Quién te la dio?
- Me la prestó un compañero en el colegio y hoy se la devolví, contestó Luisito,
más calmado.
- Quién te la prestó, preguntó Antonio. Dímelo para denunciarlo en el
colegio. Esas cosas no se deben hacer. Esos aparatos las usan sólo los
delincuentes.
- Luisito guardó silencio y no respondió a su papá.
-Ya veremos. Esta misma tarde hablo con los profesores, mejor con el Rector
y te sancionarán a ti. Tus hermanas nada tienen que ver con esto. En ausencia,
de tus padres, tú eres el varón y tienes que responder por el hogar.
- Mija, llamó Antonio a su esposa. Ya mismo despide a Ligia del empleo
porque no fue capaz de controlar todas las diabluras que estos chiquillos
maleducados han hecho.
- Sí mijo, de inmediato. Personas así no nos sirven en casa. Esto es
inaudito, respondió su esposa. No podríamos volver a salir porque con ella son
capaces hasta de destruir lo poco que tenemos.
Entre sustos, regaños, despidos, alegatos, el almuerzo se tardó, no
obstante estar listo.
Ligia fue duramente increpada por la señora María y despedida, tal como lo
había dicho Antonio.
- Ligia, arregla tu maleta y te vas. Esto es lo que te debo de tu sueldo,
que Dios te acompañe y no vuelvas jamás a cometer este tipo de errores.
- Gracias, de todos modos señora. Ustedes han sido muy buenos conmigo y si
así lo ordenan me voy, pero tengo mi consciencia tranquila. Hice al lado de mis
niños lo que ella me indicaba. Yo no creo en que se les debe prohibir nada.
- Cállate ya y vete. Ojalá tengas suerte.
- Antes de salir, escuchen bien, dijo Antonio a sus hijos queda totalmente
prohibido ver televisión hasta nueva orden y esta noche prepárense para
recibir, por lo menos tres correazos a cada uno.
Todos almorzaron de mala gana. Ligia arregló sus cosas y muy triste se
despidió, especialmente de los niños, llorando con ellos y los patrones se
aprontaron a salir para llevar los niños al colegio e ir luego a su trabajo.
Una vez en la oficina, Antonio pidió permiso a su jefe para asistir a una
reunión en el colegio, previa solicitud de entrevista que realizó con el
Rector.
Una vez llegado al Establecimiento Educativo, enseguida fue atendido por el
Señor Rector.
-Qué sucede Don Antonio, cuente, manifestó el Licenciado Aníbal Araujo.
- Señor Rector, ha sucedido en mi casa, en mi hogar, un gran problema.
Luis, mi hijo mayor, de quien Usted nos ha manifestado como un niño de
excelente conducta, ha conseguido, con alguno de sus compañeros, cuyo nombre no
quiso decir, una ganzúa con la que abrió los candados del muñequero de las niñas
y de mi baúl de herramientas, para hacer diabluras con sus juguetes.
- Lo de las travesuras de sus hijos, que Usted denomina como diabluras,
Señor Guerrero, no es ningún problema, Pero sí la existencia de ganzúas en el
colegio. Procederé inmediatamente a investigar esta situación y a tomar las
medidas pertinentes para erradicar este tipo de cosas, añadió el Rector.
- Lo mismo haré yo en casa, amplió Don Antonio. Es preciso que estemos de
acuerdo con las sanciones del caso.
- No don Antonio. Usted no tiene por qué sancionar a sus hijos. Lo hecho
son travesuras propias de los niños. Pero sí tiene que explicar lo de la ganzúa
suficientemente porque también, además de los delincuentes, la usan algunos
técnicos para abrir candados de los que se ha extraviado la llave.
- Además, Señor Guerrero, la sanción no conduce a nada. Nuestra obligación,
tanto de profesores, como de Padres de Familia, es orientar y dirigir a
nuestros alumnos e hijos para que no cometan desafueros o acciones negativas
que pudieran incidir destructivamente en su formación.
Evidentemente en el Colegio “Jorge Herrera Timarán”, el Licenciado Araujo,
cuando era preciso, rompía con paradigmas o esquemas educativos impuestos por
los programas del Estado, convencido de que, en muchas ocasiones, quizá la
mayoría, no eran los más apropiados para la formación creativa y crítica de sus
educandos.
En los mismos términos trató, lo mejor que pudo, de convencer a Don Antonio
Guerrero Santacruz con el objeto de impedir actos de violencia familiar, en su
hogar.
Algo escéptico, pero también pensativo, Don Antonio retornó a su trabajo y
se dispuso a analizar con su esposa, Doña María Insuasty Briceño, a quien amaba
intensamente, lo escuchado del Señor Rector del Colegio.
A las doce 12m. recogió a su esposa y a sus niños y regresaron a casa para
lo del almuerzo.
Para entonces habían contratado ya una nueva empleada, previo examen de las
referencias exigidas y de su posible capacidad para desempeñar sus labores.
El almuerzo estaba listo, pero no cumplía con las exigencias que Doña
María, previamente, había ordenado. No había alternativa. Almorzaron,
nuevamente a disgusto, insatisfechos todos y con nostalgia de la suficiencia de
Ligia.
La nueva empleada, Emperatriz, por lo menos ese día, no fue de su agrado.
Pese a todo fueron, los patronos, muy explícitos en explicarle todo respecto a
ir al colegio a recoger a los niños, a la hora oportuna, porque en las tardes
Don Antonio no podía hacerlo en su carro.
Previo a esto había llamado al colegio, advirtiendo que quien iría por los
niños sería Emperatriz, su nueva empleada.
- Así lo haré, manifestó la aludida y cumplió con lo ordenado.
De regreso a casa, a las 6.30pm, se podía apreciar en Don Antonio el
posible deseo de no sancionar a sus hijos, antes de hablar detenidamente con su
esposa.
Realmente las palabras del Rector habían tocado su espíritu y estaba casi
seguro de haber cometido errores, cotidianamente, con su hogar. Con su familia.
- Mija, necesito, charlar contigo, a la mayor brevedad, es muy importante.
Lo haremos cuando los niños se hayan retirado a dormir.
- Y eso, ¿qué te sucedió? Te noto preocupado. Dime ¿qué pasa? ¿Cómo te fue
en el colegio? ¿Qué hablaste con el Rector? Insistía la señora.
- Ya te lo contaré, ten paciencia, no es malo, quizá sea razonable, espera
un poco.
- Bien, amado mío, estoy en ascuas por saberlo. Sea como tú lo dispongas.
La curiosidad de los niños, su nata inteligencia, su necesidad de saberlo
todo, les hacía comprender, con facilidad, que a su papá algo le sucedía. No
eran ajenos a la expresividad diferente de él. Sin embargo no se atrevieron a
preguntarle porque su temor del castigo se lo impedía. Todo lo contrario, muy
juiciosos, después de comer, de hacer sus tareas de estudio, pidieron la
bendición de sus padres y se retiraron a sus alcobas.
Entonces Don Antonio, en su alcoba con su esposa, refirió todo lo hablado
con el rector del colegio.
- María, mi amor, le dijo: creo que nos hemos equivocado con la presunta
formación de nuestros hijos. Ellos tenían razón cuando nos pedían,
respetuosamente, libertad para hacer uso de sus juguetes y se lo negamos y más,
por sus travesuras, los regañamos y hasta los maltratamos. Hemos caído en la
violencia familiar.
- No te angusties, mi amor. En la vida todo es reparable. Si el señor
Rector te ha hecho entender las cosas de esta manera, debemos acogerlas; él es
un hombre muy preparado y seguramente tendrá razón. Confiemos, a partir de esta
noche, en la reivindicación de nuestro hogar.
- Gracias, María por tu comprensión, eres adorable, pero me lastiman las
secuelas que hayamos dejado en nuestros hijos. No sé ¿Cómo habremos de actuar
en el futuro?
- Lo intentaremos por encima de todo, nunca es tarde. Mañana será otro día
y muy diferente a los que hemos vivido, como tú dices, equivocadamente.
- Amor siempre les hemos brindado. En adelante, nos ilustraremos mejor para
conducirlos por el camino más apropiado y acorde con sus ilusiones y
esperanzas, replicaba convencida, María.
- Qué desasosiego me produce habernos equivocado con Ligia. Ella, apenas
sabiendo leer y escribir, actuaba con nuestros hijos, justamente. Pienso que el
haber sido su cómplice con sus travesuras, obvió muchas desilusiones que ellos
pudieron haber sufrido. Tenemos que recuperar a Ligia y entenderla, también, en
sus concepciones, añadió, por último Antonio.
Después de estas reflexiones, los esposos se entregaron en brazos de Cupido
y de Morfeo e iniciaron un sueño reparador para continuar mañana y en el futuro
una vida diferente que significase la formación adecuada de sus retoños.
El tiempo transcurre inexorablemente y es la positividad del ser humano, la
conductora del bienestar y del triunfo en sus acciones.
Los tres muchachitos crecieron, formaron su existencia, acorde con sus
principios, con sus ideales; aprendieron siempre, distinguiendo claramente, lo
positivo y lo negativo en su lucha por El Deber Ser.
Como profesionales, conscientes de su paso por la niñez que hubo de
tocarles, impulsaron con entereza la formación justa de sus congéneres y
empeñaron toda su vitalidad hacia el fortalecimiento de su bella Patria.
En vano, tanto sus padres como ellos mismos, procuraron encontrar a Ligia,
el pilar del principio de su formación, a quien jamás ni sus padres pudieron
olvidar, ni ellos podrían hacerlo.
JUSAVÍ.
Chachagüí, 20 de Noviembre de 2013.
Hijos de la
Incontinencia
Julio Ernesto Salas Viteri
Windmills International
Editions Inc.
California - USA – 2015