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¡ VIVA AMÉRICA LIBRE!
JUSAVÍ.
EL TELEGRAFO – Gayle McLaughlin, alcaldesa de Richmond, es parte de la campaña “La mano sucia de Chevron”. Propone una alianza entre los perjudicados alrededor del mundo por las operaciones del consorcio. Cree que se debe apoyar a Ecuador e inclusive pedir al presidente Obama que tenga una posición más fuerte frente a las multinacionales.
En agosto del año pasado la refinería de Chevron en Richmond (Estados Unidos) registró una explosión que lanzó una nube de humo, la cual afectó la salud de 15.000 personas.
La alcaldesa Gayle McLaughlin promovió una demanda por daños y perjuicios derivados del incidente. La petrolera tuvo que pagar dos millones de dólares porque se determinó que el incendio se debió a negligencia culposa de la empresa.
La funcionaria se unió el pasado martes a la campaña “La mano sucia de Chevron” y acompañó al presidente Rafael Correa en su visita al Pozo Aguarico 4, en Lago Agrio, una de las zonas afectadas por Texaco (ahora Chevron) durante su operación en la Amazonía ecuatoriana entre las décadas de los 70 y 90.
¿Qué impresión tuvo frente a la herencia de contaminación que dejó Texaco-Chevron en Ecuador?
El daño en la Amazonía es una burla, una verdadera devastación ambiental a la calidad de vida y a la cultura de las poblaciones indígenas. Es muy parecido al sufrimiento que tiene mi comunidad porque en Richmond (California) está la segunda refinería de petróleo más grande de Chevron y un reciente incendio afectó la vida de 15.000 personas, quienes fueron atendidas en hospitales locales. Por lo tanto, veo el impacto de Chevron en la Amazonía ecuatoriana y en mi comunidad.
¿Cuáles son las similitudes entre los daños en Richmond y la Amazonía ecuatoriana?
Lo que pasó en Richmond fue el resultado de una negligencia evidente. Las agencias ambientales descubrieron que Chevron no hizo el mantenimiento adecuado a sus operaciones, sin preocuparse por la seguridad. Eso fue lo que causó el incendio. Lo mismo hizo en la Amazonía. Puso su codicia y sus ganancias por encima de la salud y la seguridad de la gente. Otra similitud es que Chevron miente. Dice que estamos a salvo en Richmond, pero por décadas hemos visto incidente tras incidente. Dice no tener responsabilidad sobre los daños ambientales en la Amazonía, cuando sabemos que Chevron-Texaco los ocasionó, por lo tanto son más mentiras.
En Ecuador hubo 30.000 personas afectadas, pero no causó el mismo impacto en la comunidad internacional como lo ocurrido en Richmond. ¿A qué le atribuye aquello?
Pienso que el reconocimiento por el daño y los perjuicios en Richmond se debió a que hubo mucha presión de la población en los organismos reguladores y en Chevron. Se vio forzada a admitir los daños porque tenemos un movimiento progresista dentro de la ciudad, que le hace frente. En Ecuador por supuesto que tiene esta presión, pero trata de imponerse sobre el país, lo cual es indignante, así que tenemos que enfrentar a las corporaciones en general, para poner fin a la política de las multinacionales que realmente victimizan a los países que están tratando de desarrollarse. Sí existe una sobreexplotación de recursos en los países que están tratando de salir del subdesarrollo.
Hay un llamado a bloquear a estas corporaciones, ¿cree usted que eso sea posible?
En California tenemos una histórica fuerza activista y queremos que continúe, por eso estamos corriendo la voz para que se evite la compra de gasolina en las estaciones de Chevron y con el movimiento progresista continuaremos presionando porque sabemos que estas corporaciones tienen un gran poder, pero no es nada comparado con el poder de la gente cuando está organizada.
Los afectados de Lago Agrio dicen que siempre está presente la influencia política y económica de Chevron para impedir que se ejecute la sentencia de 19.000 millones de dólares. ¿En Richmond ocurre algo similar?
Sí, claramente el dinero de Chevron siempre trata de presentar un panorama diferente y pretende hacer una campaña de mentiras en Ecuador. Y en Richmond vemos que pasa lo mismo. Nosotros demandamos a Chevron por daños y perjuicios, pero se defiende. Lo que nosotros hacemos es acercarnos a las personas, presionar públicamente, hablamos con la prensa para que quede claro que lo que está haciendo en contra de nuestras vidas es una acción criminal que se debe enfrentar a través de las cortes, organizaciones y de cualquier medio. Ese es el único camino. Nuestra comunidad organizó una marcha el 3 de agosto pasado para conmemorar el primer aniversario del incendio en Richmond, donde se logró reunir a 3.000 personas. Este tipo de presión pública hace la diferencia. Ese es el poder de la gente.
¿Hay otros lugares en EE.UU. o fuera que tengan los mismos problemas por la negligencia de la corporación petrolera?
Absolutamente. La comunidad de Nigeria ha sido muy impactada, entiendo que también la de Argentina, la de Brasil; otras áreas de Estados Unidos, como Texas y todas las comunidades donde se encuentran las refinerías, son impactadas por la contaminación de Chevron. Necesitamos conectarnos y hacer una red masiva para que todos seamos más fuertes. Conocí a los alcaldes de Lago Agrio y Shushufindi, con quienes creamos una hermandad, los invité a visitar Richmond y ellos me invitaron a regresar. Queremos crear encuentros para que los niños de Richmond y los de Lago Agrio compartan experiencias y construir esa red internacional para enfrentar a Chevron.
Chevron dijo que la campaña del presidente Correa fue un show, ¿cómo cree que la comunidad internacional debe tomar el mensaje del gobernante?
Es muy claro que la comunidad internacional debe unirse y apoyar a Ecuador. Las manos sucias de Chevron están en todo el mundo y el impacto de la Amazonía ecuatoriana es perjudicial para todos porque esta nos sostiene en el planeta. Entonces esto no debería recaer solamente en Ecuador, debemos poner presión internacional y apoyar al Presidente, especialmente a las poblaciones indígenas, para dejar claro que esto no es aceptable. Un país que trata de desarrollar su infraestructura como Ecuador y que, además, tiene que lidiar con la contaminación y con esta compañía, eso es algo que no debe enfrentarlo solo.
Tras lo visto en Lago Agrio, si tuviera la oportunidad de reunirse con el presidente Obama, ¿qué mensaje le llevaría?
Le diría que debemos apoyar a los países que están enfrentándose a este gigante multinacional que es Chevron, que debemos apoyar los casos de Ecuador y Richmond. Además, le diría que nuestro mundo está siendo dominado por esas compañías multinacionales y que él debe tener una posición más fuerte para enfrentar esa política. Y también que debería haber una transición en donde los derechos de las personas sean más importantes.
EL INCENDIO TUVO OTRAS CONSECUENCIAS
El 6 de agosto de 2012, la refinería de Chevron en Richmond, la segunda más grande de la empresa, se incendió afectando la salud de los habitantes de esa localidad, quienes tuvieron que ser evacuados debido a una inmensa nube negra que cubrió la ciudad por varias horas. Además, causó otros daños, como gastos de atención médica a más de 15.000 residentes, la pérdida del valor de las propiedades en la ciudad y la reubicación de cientos de familias.
Según Gayle McLaughlin, cuando ella apenas asumió la Alcaldía de esa ciudad en 2007, ocurrió un incendio en la refinería. Chevron declaró que fue un pequeño incidente. En agosto de 2012 se registró otro, lo cual “ya no se puede aceptar”. “No pueden continuar las declaraciones falsas, por eso estamos demandando que cambien su política de corporación y tengan como prioridad la seguridad y la salud de las personas”, manifestó McLaughlin.
En la ciudad, que está ubicada en el área de la bahía de San Francisco, la mitad de los propietarios de viviendas con hipotecas apenas se puede mantener. Los precios de los inmuebles han caído en alrededor de un 58% desde 2007 y, como consecuencia, la urbe ha perdido millones de dólares en ingresos fiscales.
Como estrategia, Richmond propondrá una oferta para comprar las hipotecas de los propietarios de viviendas y pagará su valor actual de mercado. Además, trabajará con los inversores, que han firmado una serie de principios elaborados por los defensores de la comunidad, para refinanciar los préstamos de la Administración Federal de Vivienda.
La alcaldesa expresó que, en su opinión, si la empresa cambiara su actividad y -por ejemplo- elaborara energía renovable, podría elevarse el costo de las propiedades en general. “Incluso si la refinería cambiara sus regulaciones de seguridad y mejorara la tecnología, podría promocionarse el alza de los valores de las propiedades”, expresó.
Gayle McLaughlin es miembro activo del Partido Verde y dice que le siguen insistiendo a la empresa para que realice esos cambios.
De acuerdo a McLaughlin, el Partido Verde se enfoca en la justicia social, la democracia y la ecología. Aclaró que su oficina no es dirigida por ningún partido político porque cree que los políticos elegidos pierden contacto con su comunidad y lo que se necesita es trabajar conjuntamente con la población para lograr los objetivos establecidos.
